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NACIÓN CÍVICA

EL primer discurso institucional del nuevo Presidente del Partido Nacionalista Vasco ha mantenido desafortunadamente gran parte de la argumentación ideológica del devenir extraconstitucional que preside la actuación de esta formación en los últimos tiempos. Nos referimos, de manera particular, a la invocación de extraños derechos ... imprescriptibles, y pretendidamente consagrados además por parte de la Historia, de la nación vasca, cuando, en realidad, los derechos fundamentales son prioritariamente individuales, mientras que la nacionalidad, en cuanto que concepto jurídico, sólo es predicable del único Estado existente, que no es otro que el Estado español. Aludimos, en segundo término, a la infundada consideración de la voluntad del pueblo vasco como la exclusiva fuente jurídica de su status político; sin embargo, lo cierto es que la Constitución de 1978 es el primigenio parámetro de validez de las diferentes formas de producción normativa, y entre ellas, cómo no, los Estatutos de Autonomía de las distintas Comunidades Autónomas, incluido, por supuesto, el del País Vasco. Hablamos, acto seguido, de la irreal referencia al pueblo vasco como una incomodada colectividad soberana interfronteriza entre los Estados español y francés. Y, por fin, la imputación ficticia de una soberanía vasca constituyente, pues ésta se atribuye por Historia milenaria y hoy, por mandato constitucional explícito, al pueblo español.

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