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Una raya en el agua

Anomia parlamentaria

Los continuos choques del sanchismo con la ley son síntomas de un problema endémico de respeto al ordenamiento

Ignacio Camacho

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El Tribunal Supremo se llama así porque es el que tiene la última palabra, que sólo en el Constitucional o en la Corte de Estrasburgo, y sólo en determinados supuestos, puede ser corregida o revisada. Donde desde luego no resulta posible interpretar sus sentencias es ... en el Parlamento, escenario de un insólito conflicto de poderes al dilatar la ejecución de la condena de uno de sus miembros. El fondo de esta extralimitación de funciones es el empeño de Podemos en subordinar el criterio de los jueces al del Congreso bajo el primario argumento de que la Cámara representa la soberanía directa del pueblo. Es decir, la impugnación de las bases elementales del Estado de derecho más allá de la burla al imperativo ético que dicta que un diputado condenado en firme debe abandonar de inmediato su puesto. Y aunque al final la presidenta Batet haya resuelto el caso de la forma correcta -el precedente de Carme Forcadell constituía una seria advertencia-, la postura inicial del PSOE constituye el síntoma de una patética sumisión a su socio antisistema.

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