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Frente a la mentira, el ingenio

Si reivindican el «derecho a decidir», ¿cómo pretenden negárselo a parte de los ciudadanos para los que lo reivindican?

Ramón Pérez-Maura

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Es bien sabido que el nacionalismo es irracional. Es un movimiento romántico basado en los sentimientos y éstos pueden estar influidos por el raciocinio, pero no siempre lo están. Dos millones de personas votaron por partidos secesionistas a pesar de saber que apoyaban a unos ... mentirosos. Poco les importó. Unos mentirosos que les habían augurado el inmediato reconocimiento internacional de su independencia, que no les dio ni Somalilandia. Unos mendaces que auguraron que de Cataluña no se iría ni una empresa y ya lo han hecho más de tres mil. Y podemos continuar el enunciado de imposturas, pero eso da igual. Porque, como vimos en el Reino Unido, cuando se intentaba argumentar de forma racional y se explicaban al electorado las graves consecuencias que tendría el Brexit para la economía, la respuesta era sentimental: «De eso ya nos ocuparemos cuando llegue el momento».

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