Dedicado a Lola Flores

millones de admiradores. Años antes, uno de ellos, José María Pemán, había

escrito estos versos: "Torbellino de colores,/ no hay en el mundo una flor/

que el viento mueva mejor/ que se mueve Lola Flores". Ole.

Nacida en Jerez de la Frontera, cuna del arte de la seguirilla y el

fandango, tierra paridera de artistas, cantaores, bailaores y guitarristas

flamencos, en el seno de una familia humilde, de padre medio payo y madre

gitana, ya de pequeña quería ser artista, llevaba el arte y la raza en sus

venas y como de Lorca se dijo en su día, tardará mucho tiempo en nacer si es

que nace -una andaluza tan pura, con tanto arte con tanta raza con tanta

pasión y tanta sabiduría.

Todo un derroche de vida y energía era "la faraona", que a todo el mundo

contagiaba con su fuerza y su alegría, al lado suyo no había penas "to dios"

se reía, en cualquier instante montaba un tangai y de sus labios salía su

famoso trabalenguas alusivo a la celebre canción de; -un tigre, dos tigres,

tres tigres, que como me las maravillaría yo-.

Paradigma de mujer valiente, ejemplo de lucha y pundonor que ante nada ni

nadie se amilanaba y en las situaciones difíciles se crecía. No cabe duda

que ha sido un mito en España y la mejor embajadora del arte y folklore

español, todo un fenómeno social en su tiempo, orgullo nacional sin

competencia. Una mujer que con su sola presencia atraía a las masas, llenaba

los escenarios y contagiaba su fuerza, su arte y su alegría. Una mujer a

pesar de llegar a lo más alto, tuvo que luchar con un cáncer durante muchos

años y que casi cuando le tenia vencido el dichoso cáncer pudo más, que su

vida.

Una mujer cuya única obsesión en la vida, fue luchar por su familia, a sus

hijos transmitió ese arte, esa sapiencia que le dio la vida. Lola Flores fue

un genio plurivalente. No sólo bailaba, sino que cantaba, recitaba,

interpretaba, presentaba programas de televisión. Sin duda, Lola Flores será

recordada en nuestro país como una de las artistas con más fuerza y

temperamento del siglo XX. «La Faraona» supo hacer suyos los escenarios y

conquistar al público con sus bailes y su voz cargados de entusiasmo y

vitalidad.