Illa habla bajito
Illa no grita, ya lo hacen los datos de espanto que a diario demuestran que lo suyo es un magro bagaje ante semejante parte de guerra
Salvador Illa es educado y habla bajito. Cualidades que yo suplicaba a mis compañeros de mesa, cuando allá por el 2019, todavía nos juntábamos a manteles y que las terminales mediáticas del Gobierno repiten en cansina salmodia para alabar casi ridículamente al ministro saliente.
Pues ... sí, Illa no grita, ya lo hacen los datos de espanto que a diario demuestran que lo suyo es un magro bagaje ante semejante parte de guerra. Illa se va para dejarnos la soberbia, tozudez y el todo chulesco de su portavoz Fernando Simón. Se marcha para sentirse más útil. Esta tardía confesión de sus limitaciones dice, quizá, mucho de su honestidad con retardo pero mucho más, y todo malo, de su jefe. ¿Por qué lo eligió Pedro Sánchez para ocupar un sitio en su nutrido sanedrín ministerial? Para complacer a su grey del PSC y devolver su hiperbólico respaldo en la guerra contra Susana Díaz. Y en el eterno duelo norte-sur al filósofo de mando transferido le cayó en la pedrea un ministerio maría... hasta que llegó la pandemia que, otra vez Simón, iba a tener una incidencia mínima.
Illa siguió hablando bajito para no molestar mientras las cifras gritaban voz en cuello que esto es un holocausto de vidas y haciendas. Pero nada, con el servicio que no el deber cumplido, Illa marcha para Cataluña para servir a su patrón allí donde más lo necesita. ¿Ahora, en plena tercera ola, con los macabros guarismos en todo lo alto? Pues sí, que el ministro silente no engañaba a nadie. Llegó por la cuota catalana y se va para ocuparse de aquello para lo que sirve: la cara amable y falaz de la España de las mil naciones.
A Salvador lo retrata la tragedia y su alergia a la trinchera. A su caudillo, convertir su (des)gobierno en un laboratorio electoral donde todo se supedita a lograr una noche más en el jergón monclovita. Illa se va, pero Sánchez permanece y con él esta política donde todo se antepone a sus intereses, incluida la pandemia.