Las autoridades sirias han cerrado el aeropuerto de Alepo y han cancelado todos los vuelos el sábado, según han informado a Reuters tres fuentes militares. También han decretado un toque de queda en Alepo, que se extenderá hasta la mañana del sábado a fin de «proteger» la ciudad.
Los yihadistas, miembro de la oposición, han llevado a cabo una redada sorpresa en ciudades controladas por el Gobierno y han llegado a Alepo casi una década después de haber sido expulsados de la ciudad del norte de Siria. Los rebeldes comenzaron su incursión el miércoles y el viernes por la noche una sala de operaciones que representaba la ofensiva dijo que estaban arrasando varios barrios de Alepo.
Rusia, un aliado clave de Assad, ha prometido a Damasco ayuda militar adicional para frustrar a los rebeldes, según han asegurado dos fuentes militares, añadiendo que llegarán refuerzos en las próximas 72 horas.
El ataque es el más grande desde marzo de 2020, cuando Rusia y Turquía acordaron un acuerdo para desescalar el conflicto.
El coordinador regional adjunto de asuntos humanitarios de la ONU para la crisis en Siria, David Carden, ha compartido su preocupación: «Estamos profundamente alarmados por la situación que se está desarrollando en el noroeste de Siria». «Los incesantes ataques de los últimos tres días se han cobrado la vida de al menos 27 civiles, incluidos niños de hasta 8 años».
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