La UE reafirma el 5% de gasto militar aprobado por la OTAN

El primer ministro polaco, Donald Tusk, hizo un gran elogio al «acuerdo transatlántico» con el 5% incluido y dijo que esperaba que en su papel de presidencia semestral «haya podido demostrarles a los que creen que no es posible que no solo es posible sino necesario llegar al 5%» del PIB.

Por su parte, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, no solo defendió que «tenemos que alinearnos con la OTAN» sino que puso sobre la mesa que solo con los 800.000 millones que va a facilitar Bruselas representarían un 1,5% más en gastos militares como término medio.

En ese ambiente de rearme, los Veintisiete le pidieron a la Comisión que prepare para el próximo otoño los detalles del plan que ya ha puesto en marcha para ayudar a los gobiernos a pagarlo.

Tras haber acordado aumentar significativamente los gastos militares, los líderes empezaron a trabajar para encontrar los fondos y definir los instrumentos que podrían utilizar los países, aún inciertos. Mientras algunos desean obtener más préstamos y otros se oponen a acumular deuda, hay miembros que esperan que se alargue el periodo en el que la Comisión les autorizará a tener más déficit del permitido.

Los miembros del Consejo Europeo dieron expresamente por bueno el objetivo de llegar al 5% del PIB en gastos militares que ya había aprobado la OTAN para todos los aliados, a pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insiste en no reconocerlo. El jefe del Gobierno español fue el único que ha insistido en contraponer las necesidades apremiantes de la defensa en un momento especialmente delicado para toda Europa con su obsesiva prioridad hacia los gastos sociales.

Más de una delegación ha podido comparar al Sánchez que no paraba de pedir dinero europeo para aliviar los efectos negativos de la pandemia con el que ahora se niega a asumir que la protección es también una necesidad colectiva. Los países más grandes de la UE, como Alemania, Francia o Italia, se lo han tomado en serio. Polonia, que es un país un poco más pequeño que España, utiliza esta coyuntura para demostrar su compromiso con la seguridad europea y tiene en estos momentos mucha más influencia en la política comunitaria.

En realidad, y a pesar de las excéntricas alusiones de Sánchez a la contención del gasto en defensa, los demás líderes europeos se mostraron muy favorables a la política de rearme que también impulsa la Comisión Europea. Como la única decisión era la de encomendar al Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen que prepare ese primer informe para la cumbre de octubre, no hubo grandes cambios en la declaración final. En ella, se subraya que los diferentes gobiernos se esforzarán también en hacer lo posible para que esas inversiones en materia de defensa sean compatibles con el desarrollo más amplio de tecnologías conjuntas e interoperables para ofrecer mas oportunidades para todos los países.

Es difícil saber si hay una conexión entre este reiterado desmarque de Sánchez en materia de aumento de gastos militares con el hecho de que los demás no le hayan hecho mucho casos en sus intentos de aumentar el grado de crítica hacia Israel, que es uno de los puntos que el presidente del Gobierno español también mencionó a la entrada de la reunión. Frente a sus intentos de suspender el Tratado de Asociación, al final en la declaración final se limitan a decir que «el Consejo Europeo toma nota del informe sobre el cumplimiento por parte de Israel del artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel e invita al Consejo a proseguir los debates sobre un seguimiento, según corresponda, en julio de 2025, teniendo en cuenta la evolución de la situación sobre el terreno«.

Sobre Irán, el Consejo Europeo recuerda que siempre ha sostenido que este país no podía tener armas nucleares y los líderes le piden al régimen de los ayatolás que se abstenga de escalar de nuevo la violencia. Ni el menor asomo de crítica ni a Israel ni a Estados Unidos en este asunto en particular.

El apoyo europeo a Ucrania ha pasado en esta cumbre por su primer síntoma de deterioro. Aunque son conocidas las reticencias de Hungría, hasta ahora no se había dado el caso de que tuvieran que aprobar las conclusiones sobre las relaciones con este país a 26, sin la firma de su primer ministro Viktor Orbán. El presidente del Consejo, António Costa, ha optado por ir aprobando por párrafos los distintos temas de la declaración conjunta, de modo que la cuestión ucraniana se considera un elemento parcial que no impide la adopción de todo lo demás.

Orbán había organizado en Hungría una especie de referéndum cuasi plebiscitario en el que preguntaba a sus seguidores si apoyaban o no el ingreso futuro de Ucrania en la UE y la respuesta ha sido ampliamente negativa. Dado que la adhesión de un nuevo miembro requiere necesariamente el visto bueno de todos los demás países, la posición actual de Hungría significa que el proceso se va a congelar por ahora. Oficialmente, el resto de países apoya abiertamente a Ucrania.