Tensión por la seguridad durante la investidura de Lula como presidente de Brasil este domingo
Ante el temor de un atentado por parte de fanáticos bolsonaristas que aún no aceptan el resultado de las urnas
Lula pone a un civil al frente de las Fuerzas Armadas
Brasilia vive días de tensión en la víspera de la ceremonia de investidura de Luiz Inácio Lula da Silva, con un llamativo esquema de seguridad en el área central de la ciudad, cercada por barricadas y policías en puntos estratégicos y en su Plaza ... de los Tres Poderes, ante el temor de un atentado por parte de fanáticos bolsonaristas que aún no aceptan el resultado de las urnas.
El tradicional Rolls Royce descapotable en el que presidentes desfilan hace 70 años en las ceremonias de investidura puede ser substituido por un vehículo blindado, una decisión que Lula da Silva tomará en el último minuto este domingo, pese a las presiones del equipo responsable de su seguridad. Conocido por arrojarse en los brazos de sus partidarios, es difícil imaginar que Lula aceptará encontrar a la multitud que lo espera en un blindado.
Un intento de atentado en la víspera de la Navidad y algunas denuncias de bombas no confirmadas han llevado a una serie de medidas para garantizar la seguridad del futuro presidente y de las 300.000 personas esperadas para celebrar el tercer Gobierno del petista.
El nuevo Gobierno de Lula da Silva en Brasil tendrá 37 ministerios
Tendrá 14 más de los que hubo durante el mandato del presidente saliente, Jair Bolsonaro
La ceremonia oficial debe contar con el apoyo de la Fuerza Nacional y con el apoyo logístico de la PRF (Policía Federal de Carreteras). La operación de seguridad tendrá 8.000 agentes. Lula y su vicepresidente, Geraldo Alckmin, acompañados de sus esposas, deben recorrer un trayecto entre la Catedral, el Congreso Nacional y el Palacio de Planalto, donde subirán la rampa a pie.
La Explanada de los Ministerios, un monumental paseo de 16 kilómetros donde se concentran los ministerios, la cancillería y los tres poderes, fue cerrada a partir del viernes con una operación especializada en rastrear armas y explosivos.
El secretario de Seguridad Pública de Brasilia, Júlio Danilo, anunció la operación del domingo para tranquilizar a la población. «No se permitirán armas de ningún tipo ni astas de bandera. Habrá puntos de registro en los accesos, y rogamos al público que llegue con antelación. Hay un dispositivo establecido para que podamos garantizar la seguridad de las autoridades y del público. Estamos al tanto de todos los acontecimientos en la ciudad», informó Danilo.
Restricción de armas
El ministro de la Corte Suprema y presidente del Tribunal Electoral, Alexandre de Moraes suspendió temporalmente las autorizaciones para portar y transportar armas de fuego y municiones en todo el territorio de la capital, desde el miércoles 28 de diciembre hasta el lunes 2 de enero.
Al restringir el porte de armas, Moraes atendió una solicitud de la Policía Federal (PF) y del futuro ministro de Justicia, Flavio Dino. Según Moraes, «grupos extremistas» «financiados por empresarios sin escrúpulos» han estado practicando crímenes contra el Estado democrático de derecho y también vinculados al terrorismo.
La restricción impacta especialmente a los dueños de armas beneficiados por decretos de Jair Bolsonaro que facilitaron la compra de armas a cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas (CAC en las siglas en portugués) casi sin exigencias. Según datos del Ejército, al menos 1.731.295 de civiles pasaron a andar armados en Brasil, un aumento de 394% en relación al inicio del Gobierno Bolsonaro, en enero del 2019.
Un atentado encendió la alerta
Éste es el caso de George Washington de Oliveira Sousa, detenido el 24 de diciembre tras intentar explotar una bomba en un camión de combustible cerca al aeropuerto de Brasilia.
El hombre, de 54 años, que confesó estar «preparado para la guerra», tiene licencia CAC para porte de armas y estaba acampado con un grupo de bolsonaristas frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia pidiendo intervención militar. Los acampados, que no reconocen la elección de Lula da Silva, están plantados frente a cuarteles de todo el país, y sus campamentos han comenzado a ser desactivados por las autoridades en transición, por ser antidemocráticos.
Sousa, viajó de Pará, en la Amazonía, a Brasilia en una camioneta con un arsenal: dos escopetas del calibre 12, dos revólveres del calibre 357, tres pistolas, un fusil del calibre 308, más de mil balas de diversos calibres y cinco cartuchos de dinamita. Según la policía, no tendría recursos ni para comprar tantas armas ni para alojarse en los lugares en que se hospedó, un hotel y dos pisos en áreas residenciales de la capital que alquiló por Airbnb. Sus pasos llevan a sospechar que fue financiado por un grupo mayor que quiere impedir que Lula asuma la presidencia.
El diario de la capital 'Correio Braziliense' informó el jueves que la policía ya identificó a 40 responsables de incendios y ataques antidemocráticos realizados en Brasilia el 12 de diciembre y que cuatro de ellos fueron detenidos durante una operación llamada Nero.
En la capital, mientras parte del campamento de bolsonaristas frente al cuartel comienza a reducirse por presión de la policía y de las medidas de seguridad, otros grupos comienzan a llegar a la ciudad. Según la prensa local, al menos 17 caravanas de bolsonaristas provenientes de 8 estados están llegando a Brasilia para pasar el Año Nuevo frente al Cuartel General del Ejército, y para realizar protestas que pueden elevar la tensión.
La Policía de Carreteras confirmó que no impedirá la llegada de ninguna caravana a Brasilia. El gobierno de la capital informó que reservará un área alejada de los partidarios de Lula, para recibir a esos manifestantes que aún no ha sido definida.
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