Salvini pide la dimisión del presidente de Italia por hablar de soberanía europea

En este contexto, el presidente Mattarella invitó a los italianos a «recordar el legado ideal de aquellos acontecimientos fundacionales», destacando que «es un deber cívico y una preciosa oportunidad para reflexionar juntos sobre las razones que animan la vida de la nuestra comunidad, insertada hoy en la comunidad más amplia de la Unión Europea, a la que hemos decidido dar vida con los demás pueblos libres del continente y cuya soberanía consagraremos, dentro de unos días, con la elección del Parlamento Europeo».

A Mattarella le respondió, manipulando su reflexión, Claudio Borghi, candidato en los comicios europeos y destacado senador, conocido por sus posiciones contra el euro. «Hoy, fiesta de la República italiana -escribió Borghi en X-, se consagra la soberanía de nuestra nación. Si el presidente realmente piensa que la soberanía pertenece a la Unión Europea y no a Italia, por coherencia debería dimitir, porque su papel ya no tendría sentido».

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Ángel Gómez Fuentes | Corresponsal en Roma

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El vicepresidente del Gobierno y ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, aprobó el mensaje del senador Borghi y declaró en la RAI: «Hoy se festeja la República, no la Unión Europea de las multinacionales financiadas por Soros que quisieran fuera de la norma todo el 'Made in Italy'. Nunca me rendiré ante un superestado europeo en el que mandan los que tienen el dinero, esto no es Europa».

Las palabras de la Liga provocaron una reacción indignada de la oposición, que las calificó de «gravísimas y un ataque sin precedentes al jefe del Estado».

El centro derecha se distanció de la Liga. Contundente fue la reacción del líder de Forza Italia Tajani: «Solidaridad con el presidente de la República, Sergio Mattarella, por los ataques sufridos. Somos italianos y europeos, esta es nuestra identidad y civilización. Cualquier opción antieuropea es perjudicial para Italia. Mattarella tiene razón al subrayar nuestra perspectiva europea», escribió en X el vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores.

Ante el silencio de Salvini a las duras reacciones de la oposición e incluso de sus aliados, tuvo que intervenir la primera ministra, Giorgia Meloni. En una conversación telefónica, la líder de Hermanos de Italia le hizo a Salvini esta petición, según los medios italianos: «Aclara que no hubo petición de dimisión o me veré obligada a desautorizarte». Al final, Salvini se disculpó por la noche en televisión, pero solo a medias: «No pedimos la dimisión de nadie. Borghi es uno de nuestros excelentes senadores. Algunos periódicos han tergiversado al Jefe de Estado, porque en el Día de la República, el día en que la Constitución nos recuerda que la soberanía pertenece al pueblo, hablar de soberanía europea...».

Las posiciones euroescépticas, cuando no antieuropeas, de Salvini son un obstáculo para la líder de Hermanos de Italia, que pretende exportar a Europa el modelo de Gobierno italiano (con tres derechas: Hermanos de Italia, Forza Italia y la Liga) o al menos jugar un papel clave en las alianzas poselectorales para elegir los mandos de las instituciones europeas. A la Liga, cuyo lema electoral es «más Italia, menos Europa», se le acusa de simpatizar con Putin y con el expresidente Donald Trump.

Salvini intenta hacerse con el voto más radical de la derecha, en un intento desesperado para no caer por debajo del 10% en las urnas en las elecciones europeas. En las anteriores de 2019, obtuvo el 34% de los votos y ahora la última encuesta del instituto Ipsos le da el 8,6% en intención de voto, por debajo incluso de Forza Italia (9,2%) y muy lejos de Hermanos de Italia, que sería el primer partido con el 26,5%.