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Votos y cerebros

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, es demasiado distante y no muestra empatía hacia los trabajadores que han dejado de votar demócrata

Biden prepara el anuncio de su candidatura a la reelección para la semana que viene

El gobernador de Florida, Ron DeSantis reuters

Ron DeSantis había despertado grandes expectativas como posible sucesor de Donald Trump. El expresidente aborda su intento de volver a la Casa Blanca enfrentado a una montaña de problemas judiciales. Es cada vez más una caricatura de sí mismo, transgresor y narcisista hasta ... el extremo.

En contraste, la experiencia del italo-americano en la Cámara de Representantes y en Florida, de uno de los estados más importantes en las elecciones presidenciales, le permite aspirar al liderazgo del partido republicano. Formado en las mejores universidades, Yale y Harvard, y de talante reflexivo, frío y calculador, DeSantis ha sido elogiado como «un Trump con cerebro». Lucha en las mismas guerras culturales, desde un conservadurismo sin fisuras y una familia perfecta. Se ha apuntado a la peligrosa tesis en ascenso en el mundo republicano, según la cual Estados Unidos no tiene por qué dar un apoyo incondicional a Ucrania. Pero su pobre desempeño en estos meses de pre-campaña ha echado por tierra sus aspiraciones, al menos por ahora. La base del partido republicana no le reconoce como uno de los suyos, a diferencia de lo que ocurre con Trump. El gobernador de Florida es demasiado distante y no muestra empatía hacia los trabajadores que han dejado de votar demócrata, temen por su futuro y culpan a China y a los inmigrantes de todos sus males.

Las encuestas de las primarias dan una clara ventaja al expresidente en la mayoría de los Estados, incluido Florida. Trump sabe conectar con los ciudadanos de a pie enfadados con Washington, incluso con el votante evangelista que busca quien defienda sus creencias con independencia de su comportamiento privado.

DeSantis se debate en si ahora debería hacer lo mismo: en vez de enfrentarse al magnate neoyorquino, mostrarse como un recambio joven y fiable. Su respaldo a Trump ante la imputación en el caso de los pagos ilegales a una actriz porno es un paso en esa dirección. Pero el pleito solo aumenta la popularidad de su rival, que no parece necesitar el apoyo de este discípulo ni de los mandarines del partido. Sin cerebro consigue muchos votos.

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