El islamismo radical recluta jóvenes alemanes en TikTok

Con unos 400 miembros activos en Alemania, la Comunidad Kurkan promociona el velo completo y prohíbe a las mujeres salir a la calle sin compañía de un hombre

Alemania restringirá la entrada de imanes turcos y asumirá la formación de los líderes musulmanes

Manifestación islamista en Fráncfot REUTERS

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Apenas unas docenas de personas asisten a una manifestación en Dortmund de la Comunidad Kurkan. Su presencia es tan marginal e inocua que apenas llama la atención de los viandantes. Pero entre ellas hay cámaras profesionales. Tomadas desde el ángulo correcto, las imágenes de la ... marcha difundidas después a través de las redes sociales son poderosas y difunden una ideología radical para nada inofensiva y que obtiene miles de seguidores, fundamentalmente entre jóvenes musulmanes alemanes.

La Oficina para la Protección de la Constitución, el servicio de inteligencia interior alemán, mantiene a la organización bajo vigilancia. Con unos 400 miembros activos en Alemania, promociona el velo completo y prohíbe a las mujeres salir a la calle sin compañía de un hombre. Permite la poligamia y castiga la homosexualidad en tribunales paralelos y ajenos a la justicia local. Prohíbe y condena la participación en elecciones democráticas. «Comienzas a seguirlos casi sin darte cuenta», reconoce Fatima, estudiante de Abitur en Berlín, «yo estaba siguiendo a la influencer británica Salma Masrour, por una cuestión de moda, porque me gustan sus look modestos, y empezaron a aparecer cuentas asociadas».

Los jóvenes tardan en darse cuenta de que se encuentran ante mensajes anticonstitucionales. La brevedad del formato tampoco da pie a mucha reflexión y a menudo se trata de vídeos cortos en idiomas que los jóvenes hablan en sus casas pero desconocidas para la mayoría. «Poco poco, sin quererlo, estaba juzgando muy negativamente a mis compañeras de clase, a las no musulmanas las veía como impuras, pero a las musulmanas también por no ser suficientemente auténticas, hasta que mis padres lo notaron y hablaron conmigo, para explicarme que yo debo vivir según mis creencias, pero que el Islam no significa odio al resto», relata Fátima.

Difícil de seguir

Para las autoridades alemanas resulta difícil seguir la presencia propagandística del islamismo radical en las redes sociales, porque a menudo se trata de productos audiovisuales fabricados en el extranjero y porque la línea divisoria entre la apología del delito y la libertad religiosa y de expresión e a menudo difusa. El acceso a los contenidos radicales, además, suele ser muy gradual. Los jóvenes alemanes comienzan siguiendo cuentas como las de la dulce Ayat Alam, nacida en Bhilai, Chhattisgarh, y que se mudó a Nueva Delhi con su familia a los pocos años. Apenas ha empezado el colegio y es una influencer global que difunde las enseñanzas islámicas y recita Naat desde los cuatro años. La siguen 650 millones de personas en todo el mundo.

«Mi madre nos enseñó los vídeos, los veíamos en casa y nos gustaban así que yo me hice seguidor cuando tuve mi propio teléfono», dice otro escolar berlinés de 14 años, que durante meses estuvo expuesto a mensajes sobre el supuesto odio a los musulmanes en Europa, «mis padres no se daban cuenta de que veía otros vídeos porque creían que eran todos como los de Ayat Alam». Esos otros vídeos que aparecían en Tik Tok seguidos de los de la niña ofrecían mensajes como: «Si permites que tus hermanas hablen con niños (masculinos) en el colegio, eres tú el culpable de la ruina de tu casa, después no te quejes».

«Los influencers no extremistas a veces se utilizan con fines extremistas sin su conocimiento. Esta mezcla está conduciendo cada vez más al desarrollo de una especie de 'influencer de la cultura pop' salafista», señalan fuentes de las fuerzas de seguridad, que concretan que estas estrategias son seguidas por grupos como 'Reality Islam', 'Generation Islam', 'Muslim Interactive' o 'Message of Islam'. En lugar de ropa tradicional y barbas largas, usan zapatillas de moda y sudaderas, entrevistan a jóvenes musulmanes que hablan sobre su búsqueda de sentido y su conversión al Islam.

«Los puntos fuertes de estos mensajes radican en la socialización occidental de los actores y en su capacidad de comprender lo que preocupa a los jóvenes musulmanes en las sociedades europeas y cuál es la mejor manera de llegar hasta ellos», dice en declaraciones a Die Welt Rami Ali, erudito islámico y experto en extremismo de la Universidad Humboldt. Muchos de los breves vídeos explican qué es 'haram' o 'halal' según el Corán, es decir, prohibido o permitido. Otros abordan debates cargados de emociones, como los de la quema del Corán en Suecia y Dinamarca.

La Oficina Estatal para la Protección de la Constitución en Baden-Württemberg considera a TikTok como una de las «plataformas de comunicación y autorretrato más importantes para los actores salafistas de todas las edades». Uno de los más seguidos en Alemania es el predicador radical Ahmad Armih, también conocido como Abul Baraa. Sus vídeos, que alcanzan millones de reproducciones, informan por ejemplo que el voto y el seguro a todo riesgo son 'haram', es decir, prohibidos. Baraa está fichado por haber predicado en la ahora cerrada Mezquita As Sahaba, en Berlín, y en 2018 su apartamento fue registrado bajo sospecha de financiación del terrorismo. Hoy, está activo en Braunschweig, foco de salafistas. «Su propaganda está explícitamente dirigida a los jóvenes», según el informe de inteligencia, y la agitación «no se limita al espacio digital».

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