Un grupo de prófugos bolsonaristas presumen de «libertad» en Argentina en plena disputa entre Milei y Lula

Uno de ellos, incluso, contaba que había entrado caminando, cruzando la frontera entre los dos países de manera ilegal, y que había estado sobreviviendo en Buenos Aires «vendiendo pulseritas a turistas». De manera confrontativa, decía que, si venían a buscarlo, correría o se iría en barco a cualquier otro país, pues nada le quitaría su «libertad». Terminó su testimonio gritando el eslogan de campaña de Javier Milei: «¡Viva la Libertad, Carajo!».

A su lado, otro fugitivo asentía con la cabeza y decía: «Argentina hoy es un país con libertad, y en Brasil ya no tenemos libertad».

La situación de estos y de otros más de 60 fugitivos, la mayoría de ellos condenados por participar en la vandalización de los edificios oficiales de Brasilia el 8 de enero de 2023, apenas una semana después de la toma de posesión del presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, aparentemente no será tan fácil como piensan. Contar con una supuesta protección del gobierno de Javier Milei, debido a su afinidad ideológica con el ultraderechista Jair Bolsonaro, rival político de Lula, se está revelando un error estratégico.

«Somos un país que respeta la ley. Si hay una solicitud de extradición que cumpla con los requisitos, cumpliremos con lo que se determine», dijo el portavoz argentino Manuel Adorni al ser preguntado sobre si Argentina investigaría la presencia de fugitivos de la justicia brasileña en territorio argentino.

En los últimos meses, los prófugos brasileños se han desplazado libremente por la capital argentina, se han reunido con el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, que vino a visitarlos, e incluso han realizado campañas de recogida de alimentos y ropas para los supervivientes de las inundaciones en Rio Grande do Sul.

El miércoles pasado (19), la canciller Diana Mondino respondió a una petición de Brasil sobre el paradero de 143 personas condenadas por los disturbios, muchas de ellas tras romper las tobilleras electrónicas que estaban obligados por la Justicia a utilizar. El documento constata el ingreso por vía legal de 60 de ellos, sin contar los que se estima que ingresaron por vía ilegal.

Esta solicitud de información es el primer paso para que Brasil formule solicitudes de extradición de estos prófugos, para que puedan ser entregados nuevamente a la Justicia.

Las semanas entre la revelación de su presencia en Argentina y la señal de que el gobierno de Milei colaboraría estuvieron llenas de tensión entre ambos países. Después de todo, Lula y Milei no tienen una relación directa. El brasileño nunca respondió a la carta de Milei pidiendo un encuentro entre ambos.

A Lula todavía le molesta el hecho de que Milei lo haya ofendido durante la campaña, llamándolo «corrupto». Posteriormente, el argentino invitó al ex-presidente Bolsonaro, su aliado, a su toma de posesión en diciembre, tratándolo como un jefe de Estado en funciones.

Las relaciones entre ambos países, sin embargo, no se han visto afectadas y Brasil incluso acudió en ayuda de Argentina con una venta emergencial de gas en un momento de grave crisis.

El caso de los prófugos se encuentra ahora en fase de investigación. Muchos de ellos, un número aún no revelado, ya pidieron o están pidiendo refugio, pues se presentan como «perseguidos políticamente». La cancillería argentina afirma que este proceso de evaluación se está haciendo caso por caso y algunos ya lo han obtenido. Quienes alcancen este estatus no podrán ser extraditados.

Adorni niega que exista algún «pacto de impunidad» entre Milei y Bolsonaro para que haya un esfuerzo de parte de Argentina por proteger a los seguidores del expresidente brasileño que cometieron delitos.

La Casa Rosada afirma que los casos de solicitudes de asilo están siendo atendidos por la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare), que es un organismo autónomo y no revela detalles de casos que aún no han sido resueltos.

El organismo está integrado por representantes de los Ministerios del Interior, de Justicia, de Seguridad y de Asuntos Exteriores, así como por otros miembros del gobierno.

En el colegiado también participan, pero sin derecho a voto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y organizaciones no gubernamentales.

La justicia brasileña también baraja la hipótesis de que varios de los prófugos también escaparon por las porosas fronteras del país con Uruguay y Paraguay.

Javier Milei y Lula se reunieron en la última reunión del G7 en Puglia, Italia, pero sin un acuerdo bilateral formal. Altas fuentes gubernamentales dicen que una reunión de este formato debería tener lugar en julio, durante la próxima reunión del Mercosur, la primera a la que asistirá el presidente Milei.

En el pasado, el argentino defendió la extinción del bloque, pero desde que asumió el cargo moderó su discurso.