CLAVES DE LATINOAMÉRICA
Milei anula el efecto Lula en la política regional
El impulso de la Celac y la reactivación de Unasur pierden fuelle si Argentina no participa plenamente
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Iniciar sesiónLa vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva al poder hace justo un año fue vista por muchos como un regreso al vigoroso Brasil de la primera década de siglo y al statu quo regional que entonces hubo y que se prolongó plenamente hasta hace ... diez años, cuando comenzaron los problemas económicos y en los distintos países los electores empezaron a mostrar su desasosiego votando de modo creciente contra el gobierno de turno. En realidad, Lula tiene ahora más difícil proyectar el liderazgo nacional e internacional que ejerció en su anterior doble mandato (2003-2010). Y aunque lo ha estado intentado, la elección de Javier Milei en Argentina cierra el paso a Lula como director de orquesta en Sudamérica.
Toda iniciativa de integración a nivel de América Latina y el Caribe, en términos económicos o políticos (o al menos toda propuesta de foro de diálogo interregional), debe contar necesariamente con México y con Brasil, los dos países más grandes en tamaño de población y de PIB. A nivel subregional, la nación rectora en Sudamérica es Brasil, pero sin Argentina (cuya participación a nivel latinoamericano es conveniente pero no imprescindible) no hay organización viable.
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Por eso la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), organización que reúne a toda América menos Estados Unidos y Canadá, estuvo aletargada mientras Bolsonaro dirigió Brasil y sacó al país de esa entidad, a pesar de los esfuerzos de López Obrador (México) y Alberto Fernández (Argentina) por revitalizarla. Y por eso el intento de Lula de poner en pie de nuevo la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) se ve ensombrecido con la llegada de Milei a la Casa Rosada.
Esto ocurre en el contexto latinoamericano, hay que precisar, de permanente incontinencia ideológica: si los países europeos, por ejemplo, no rompen su proyecto de integración por cambios de color de sus gobiernos, los americanos no hacen sino usar las plataformas regionales para aplicar en ellas sus maximalismos políticos. Así ocurrió con Unasur, nacida en 2011 y utilizada por el chavismo como armazón exterior para sostenerse como régimen y tener influencia en la vecindad.
Esa historia de Unasur es a la que alude Milei para distanciarse de la organización. Medios argentinos indican que Argentina va a darse de baja de esa entidad (ya lo hizo Macri en 2016, en una decisión revertida por Fernández en 2023 con el regreso de Lula al poder y el empeño de este en reactivar Unasur). En cualquier caso, aunque se mantuviera dentro, la presencia del gobierno de Milei se convertiría en una rémora para la agenda de Lula: ordinariamente países menos destacados pueden verse obligados a sumarse al consenso general por no quedar solos en las votaciones, pero si hay una potente voz discordante pueden apoyarla.
Unasur tuvo una cumbre de reactivación en Brasilia el pasado mes de mayo, tras cinco años de parálisis y un periodo de defunción. A ella acudieron todos los presidentes de las naciones sudamericanas, animados por el hecho objetivo de que una organización de cooperación sudamericana tiene completo sentido, pero también empujados por lo que se llamó el efecto Lula. Solo él, como presidente brasileño, puede aglutinar a la mayor parte de la subregión; además, se confiaba en que su halo personal podría remover posibles resistencias. A comienzos de diciembre, una vez Milei tomó posesión de la presidencia argentina, Unasur emitió un mensaje declarando superado el hiato de cinco años y anunciando que retomaba sus trabajos con una reunión multilateral a nivel técnico. Venía a ser un globo sonda para conocer la posición de Milei sobre la organización, pues hasta ahora no se había pronunciado abiertamente. Pero desde el entorno de Milei y de su ministra de Exteriores, Diana Mondino, se ha comenzado a filtrar un posible abandono de la entidad.
Si el gobierno argentino diera ese paso sería un segundo desaire hacia Lula, tras el rechazo a integrarse en los BRICS. El dirigente brasileño presionó a China para la ampliación de ese foro, y entre los países invitados a sumarse a la alianza (de la que también forman parte Rusia, India y Sudáfrica) se incluyó a Argentina, que debía hacer efectivo su ingreso el 1 de enero. Ya en la campaña electoral, Milei advirtió que no estrecharía sus relaciones con Pekín, y así ha ocurrido en este punto.
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