Estados Unidos compra uranio ruso con más intensidad que nunca
Europa no ha sancionado el material ruso porque paralizaría la producción de varias centrales nucleares, pero EE.UU. no está sujeto a este condicionante
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Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónEl carguero Atlantic Navigator II había sufrido daños en la hélice, durante una travesía en aguas pobladas de icebergs, y puso rumbo al puerto alemán de Rostock, una escala no programada pero impuesta por la situación técnica. La Capitanía del puerto ha confirmado ... que procedía de San Petersburgo y se dirigía a los Estados Unidos. Una vez amarrado, el carguero de 193 metros de eslora y 28 metros de ancho, se sometió a la inspección de rutina por la aduana. Y los inspectores encontraron a bordo un cargamento de uranio enriquecido y otro de madera de abedul, según ha informado el periódico alemán 'Ostsee-Zeitung'.
El valor total del cargamento del Atlantic Navigator II asciende a unos 40 millones de euros. El buque en cuestión figura en la flota de una naviera que opera sucursales y oficinas en Canadá, Estados Unidos, Rusia (San Petersburgo) y Ucrania. El barco, que enarbola bandera de las Islas Marshall, permanece detenido en la terminal de graneles del puerto de ultramar. Paradójicamente, no a causa del uranio radiactivo, una carga legal de material que no ha sido incluido en las sanciones a Rusia, sino por la madera de abedul.
Las autoridades europeas argumentan, para explicar la ausencia de sanciones contra la compra de uranio ruso, que 19 de las centrales nucleares operativas en Europa del Este, que datan de la era soviética, dependen de barras de combustible rusas porque son las únicas que encajan en sus estructuras. Las barras de combustible orientales tienen una forma diferente y sólo caben elementos rusos, por lo que una sanción de ese tipo paralizaría su funcionamiento.
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Miriam González | Corresponsal en KievPero el incidente ilustra un hecho que las estadísticas han demostrado previamente: Estados Unidos, que no está sujeto a ese condicionante, no solamente sigue comprando uranio ruso, sino que lo hace con más intensidad que nunca. Washington y Londres firmaron un acuerdo de suministro en 2010 que fue suspendido ocasionalmente, pero nunca rescindido. En 2023, 701,8 toneladas de uranio enriquecido ruso llegaron a Estados Unidos, unas compras por un valor aproximado de 1.190 millones de dólares. Según las cifras de la Oficina de Estadísticas de EE.UU., se trata de un valor récord. En 2022, el valor del comercio todavía ascendía a 830 millones de dólares.
Las empresas estadounidenses pagan a la agencia nuclear rusa, operada por el Estado, para comprar el combustible que genera más de la mitad de la energía libre de emisiones de Estados Unidos. Es uno de los flujos de dinero restantes más significativos de Estados Unidos a Rusia y los pagos se hacen a subsidiarias de Rosatom, que a su vez tiene estrechas relaciones con el aparato militar de Rusia. Estados Unidos llegó a dominar el mercado del uranio enriquecido, hasta que un convenio de compraventa con Rusia, diseñado para promover el programa nuclear pacífico de Rusia tras la caída de la Unión Soviética, le permitieron a Moscú apoderarse de la mitad del mercado global.
Estados Unidos dejó de enriquecer uranio por completo y actualmente su industria depende del suministro ruso. Y Europa se encuentra en una situación similar: el organismo público europeo Euratom calcula que las importaciones de uranio de la UE procedentes de la órbita rusa (Rusia, Kazajistán y Uzbekistán) sumaron en 2020 el 42 por ciento del total y han aumentado desde entonces. Los 440 reactores operativos en el mundo, que generan el 10% del suministro de electricidad total del planeta, dependen en mayor o menor medida del uranio ruso. Kazajistán produce más del 40 por ciento del total global, mientras que Europa y Estados Unidos producen conjuntamenteo alrededor del 1%. Si Putin cortase el grifo del uranio, las centrales nucleares europeas no podrían seguir funcionando ni siquiera dos años.
En diciembre de 2023, la Casa de Representantes de EEUU aprobó una proposición de ley llamada 'Prohibiting Russian Uranium Imports Act', para prohibir todas las importaciones de uranio enriquecido originarias de Rusia. Cathy McMorris Rodgers, que presentó el texto, habló de esta dependencia como «una de las amenazas más urgentes a la seguridad estadounidense». La Casa Blanca requirió al Congreso, a finales del año pasado, la aprobación de un paquete de 2.200 millones para incrementar la capacidad de enriquecimiento de HALEU (High-Assay Low-Enriched Uranium). La Cámara de Representantes aprobó el 12 de diciembre proyecto de ley que prevé prohibir las importaciones de uranio procedente de Rusia, que incluye exenciones que permiten las importaciones de uranio poco enriquecido desde Rusia si el secretario de Energía de EE.UU. determina que no existe una fuente alternativa para el funcionamiento de los reactores nucleares o de la empresa de energía nuclear de EE.UU. o si su importación es de interés nacional. Para que se convierta en ley, el proyecto de ley debe ser aprobado por el Senado y firmado por el presidente estadounidense. 90 días después serán prohibidas a excepción de posibles exenciones.
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