El director del FBI anuncia su dimisión antes de que Trump le sustituya por un leal
El presidente electo le puso al cargo en su primer mandato, aunque ahora le culpa por «allanar ilegalmente» su casa durante la investigación del FBI sobre la retención de documentos clasificados
Trump elige a un aliado clave, Kash Patel, para dirigir y purgar el FBI
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónEl día del verano del año pasado en el que los agentes con las chaquetas azul marino de la Oficina Federal de Investigaciones, el FBI, entraron a registrar la mansión de Donald Trump en Florida, la suerte de Christopher Wray quedó decidida. Si ... el candidato republicano ganaba la elección presidencial, el director del FBI se tendría que despedir del cargo. Ambas cosas se han cumplido: Trump ganó su segundo mandato en las urnas el pasado 5 de noviembre y Wray ha anunciado que dimitirá antes de la investidura del nuevo presidente el próximo 20 de enero. Es decir, antes de que Trump le despida.
La salida de Wray es, en realidad, una anomalía en EE.UU. Los directores del FBI, la principal agencia en la persecución del crimen, cuentan con mandatos de diez años para evitar que su trabajo se vea salpicado por tensiones políticas o cambios de Administración. Debería acabar en 2027, pero eso no va a ocurrir. Hace unos días, Trump anunció que tenía su elegido para liderar el FBI: Kash Patel, un crítico feroz de la labor del FBI, aliado acérrimo del presidente-electo y que se ha alineado con sus llamamientos a la venganza política una vez que se produzca el cambio de Gobierno.
El cambio antes de tiempo de director del FBI es una anomalía en EE.UU., pero no para Trump. Él ya despidió al director que se encontró cuando ganó las elecciones de 2016, James Comey, porque accedió a investigar las interferencias de Rusia en ese proceso electoral y una posible -luego no demostrada- connivencia con la campaña de Trump.
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Javier Ansorena | Corresponsal en N. YorkLa sintonía de Trump con Wray tampoco duró mucho, porque el director del FBI continuó con esas investigaciones. Y la relación se rompió del todo cuando el FBI participó en las investigaciones -como no podía ser de otra manera- por las dos imputaciones federales que recibió Trump: la relacionada con su campaña para dar la vuelta a los resultados de la elección de 2020 -la que perdió frente a Joe Biden-, que culminó con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021; y la que recibió por la retención de documentos clasificados que se llevó de la Casa Blanca a Mar-a-Lago, su mansión y club privado en la costa de Florida. Esta última fue la que supuso una humillación para Trump, con su hogar siendo registrado por los federales.
El domingo pasado, en una entrevista en la cadena NBC, la primera desde que ganó la elección, Trump dejó claro que no se le había pasado el enfado. «Él invadió mi casa», dijo de Wray en la entrevista. «Invadió Mar-a-Lago. Estoy muy descontento con las cosas que ha hecho».
También tocó su orgullo lo ocurrido tras el intento de asesinato que Trump sufrió en julio en un mitin en Pensilvania, donde esquivó de milagro una bala mortal, que solo le hirió en la oreja. Wray expresó en un primer momento que no estaba determinado si lo que hirió a Trump era una bala o metralla y eso cabreó sobremanera al ahora presidente-electo.
«Esta es la mejor manera de evitar arrastrar al FBI todavía más en la refriega política, y al mismo tiempo reforzar los valores y principios que son tan importantes para hacer nuestro trabajo», dijo Wray en un encuentro con empleados en la sede de la agencia federal este martes, cuando les anunció su decisión. El todavía director, una figura que ha conseguido el apoyo de la agencia, fue celebrado con una ovación de varios minutos.
Todavía celebró más su decisión el propio Trump. «La dimisión de Christopher Wray es un gran día para EE.UU.», reaccionó en un mensaje en su red social, en la que recopiló su lista de agravios con el máximo dirigente del FBI.
La salida de Wray, un republicano de toda la vida, confirmado por el Congreso en 2017 de manera casi unánime, marca un hito en la relación de los republicanos con el FBI. El partido más cercano a las ideas de ley y orden ha desarrollado en los últimos años una desconfianza hacia la principal agencia dedicada a combatir el crimen, a la que han considerado politizada y sin transparencia. Varios pesos pesados republicanos del Congreso salieron a celebrar la decisión, que fue lamentada por la bancada demócrata.
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