La cumbre de paz celebrada en Suiza reclama el respeto de la «integridad territorial» de Ucrania

En una conferencia de paz a la que no asistía una de las partes, puesto que Rusia no había sido invitada, y a la que faltaron actores trascendentales como China, el documento resultante no ha sido firmado por participantes tan relevantes como Brasil, India o Sudáfrica. Tampoco se unieron a la declaración final Armenia, Baréin, Indonesia, Eslovaquia, Libia, Arabia Saudí, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos. Y el documento que sí firmaron, en cambio, unos ochenta países como Estados Unidos, Japón, Argentina, Chile, Ecuador y los socios de la UE, quedó reducido a su mínima expresión.

El compromiso adoptado se reduce a tres puntos: «Uso seguro, protegido, vigilado y compatible con el medio ambiente» de la energía nuclear y las armas atómicas en el conflicto; la condena de los ataque a buques mercantes y puertos civiles que pongan en peligro el tráfico marítimo; y la determinación de que todos los prisioneros de guerra tendrían que ser devueltos a Ucrania como parte de un intercambio, al igual que los niños secuestrados y llevados a Rusia. Y a ninguno de estos puntos puede darse cumplimiento sin el acuerdo de Rusia, por lo que la declaración, a efectos prácticos, queda en un brindis al sol.

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Rafael M. Mañueco | Corresponsal en Moscú

«Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y de las regiones de Jersón y Zaporiyia«, dijo el mandatario

Los países firmantes exigen el respeto a la soberanía territorial de Ucrania, pero llaman a Kiev a entablar negociaciones con Moscú y declaran que no aceptarán que el ejército ucraniano ataque territorio ruso. Putin respondió que sólo negociará con Ucrania si esta retira sus tropas de las cuatro regiones que ocupa parcialmente y si Kiev renuncia a entrar en la OTAN y se desarma, con lo cual no hay avance alguno. Además, sobre el documento final sobrevuela la sombra de la incertidumbre, en la medida en que está sostenido fundamentalmente por Francia, Alemania y Estados Unidos y nadie sabe cuánto tiempo más podrán seguir trabajando juntos Macron, Scholz y Biden, los tres amenazados por situaciones electorales difíciles de predecir. Incluso Volodímir Zelenski, cuya moral parece indestructible, dejaba escapar este domingo cierto pesimismo, al afirmar que «debemos hacer nuestro trabajo, no pensemos en Rusia, de momento sus dirigentes no están listos para una paz justa, es un hecho».

En las conversaciones sobre seguridad alimentaria, se examinó este domingo la caída de la producción y las exportaciones agrícolas de Ucrania, con efecto dominó en todo el mundo. Abordaron la destrucción de tierras fértiles durante la guerra y los riesgos permanentes que plantean las minas y los artefactos explosivos sin detonar. La falta de seguridad del tráfico marítimo en el mar Negro contribuye asimismo al aumento de los precios. Otro panel se ocupó de la seguridad de las centrales nucleares ucranianas, sobre todo la de Zaporiyia, la mayor de Europa, ocupada por los rusos, con el objetivo de reducir los riesgos de accidente, pero nada puede hacerse sin Rusia, esa fue la principal conclusión, por lo que comenzó a hablarse de una cumbre de paz y los ucranianos daban a entender que Rusia podría estar invitada.

«Queda una pregunta clave: ¿cómo y cuándo se puede incluir a Rusia en el proceso?», reconoció la presidente suiza, Viola Amherd, en su discurso de clausura, «una solución duradera debe implicar a ambas partes». También el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, defendió en su intervención que «el único camino para alcanzar una paz estable y justa es el diálogo entre todas las partes implicadas». «En nombre del Papa Francisco, deseo confirmar su cercanía personal al martirizado pueblo ucraniano y su constante compromiso por la paz», dijo Parolin.

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, pidió por su parte a los asistentes que sigan trabajando para lograr «un proceso de paz en el que Ucrania tenga la última palabra sobre su propio destino y su propio territorio». «Corresponde a Ucrania decidir sobre las condiciones de la negociación y a los ucranianos decidir sobre sus alianzas», dijo, pero sobre sus palabras pesan los resultados de las elecciones europeas. En el Parlamento Europeo ha aumentado la proporción de representantes de partidos prorrusos y, en países europeos en los que el apoyo a Ucrania era hasta ahora incuestionable, se habla ya abiertamente en otro tono.

El ministro regional de Interior de Brandemburgo, Michael Stübgen, rechazó este domingo seguir pagando subsidios a los refugiados ucranianos en edad militar, a los que se refirió como «desertores». En Austria, ha ganado las europeas y figura en el primer puesto de las encuestas para las generales el partido FPÖ, en en sus carteles electorales llama a «detener la locura de la UE», junto a fotografías de Von der Leyen dando la mano a Zelenski sobre el fondo de edificios en ruinas y tanques.