Crisis diplomática entre París y Roma: Francia suspende con Italia el acuerdo sobre inmigración

La crisis se ha desencadenado por la nave Ocean Viking, con bandera noruega, de la ONG franco-italo-alemana-suiza SOS Méditerranée, a la que Italia no permitió desembarcar en sus puertos a los 234 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, teniendo que poner rumbo el martes hacia el puerto francés de Toulon, donde desembarcarán este viernes. Las autoridades francesas han destacado que solo se harán cargo de un tercio de los inmigrantes que lleguen a bordo del Ocean Viking, reubicando el resto en otros países. Al mismo tiempo, París ha advertido que se abrirá el puerto a este barco «de manera excepcional».

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, calificó de «incomprensible» la decisión del Gobierno Meloni de no permitir el desembarco del Ocean Viking, asegurando que tendría «consecuencias extremadamente graves para nuestras relaciones bilaterales». La primera medida de represalia de Francia contra Italia, anunciada por el ministro del Interior, ha sido la de suspender «con efecto inmediato» la acogida prevista de 3.500 refugiados actualmente en Italia. Además, también en protesta por la negativa de Roma autorizar el desembarco Ocean Viking, Darmanin ha pedido a «todos los demás países participantes» en el mecanismo europeo de reubicación de inmigrantes, «en particular a Alemania», suspender la recepción de refugiados actualmente en Italia.

Francia ha anunciado que adoptará otras represalias contra Italia. En la noche de este jueves, el ministro Darmanin ha vuelto a atacar a Italia, a la que ha acusado adoptar decisiones sobre los inmigrantes con «falta de humanidad y profesionalidad», anunciando que «Francia adoptará, en las próximas horas, medidas para reforzar los controles en nuestras fronteras internas con Italia». Concretamente, París enviará 500 agentes más a la frontera, «para impedir el paso» de inmigrantes desde Italia.

La reacción italiana no se ha hecho esperar. El ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, califica la represalia francesa como «desproporcionada». Por su parte, el titular de Interior, Matteo Piantedosi, la considera «incomprensible»: «La reacción que está teniendo Francia ante la petición de acoger a 234 migrantes, mientras Italia recibió a 90.000 solo en este año, es totalmente incomprensible ante los constantes llamamientos a la solidaridad hacia estas personas. Pero también demuestra -añade el ministro italiano- lo firme y decidida que es la posisición de otras naciones frente a la inmigración ilegal. Lo que no entendemos es por qué Italia debería aceptar voluntariamente algo que los demás no están dispuestos a aceptar», concluye el ministro del Interior, Piantedosi.

Muy dura ha sido también la reacción contra Francia por parte de Palacio Chigi, a través del subsecretario Giovanbattista Fazzolari, brazo derecho de Giorgia Meloni: «Las declaraciones del ministro francés están dando una mala imagen de Francia, ciertamente no de Italia: invitan a no respetar las reubicaciones de inmigrantes; Francia este año ha reubicado a 38 personas y esencialmente está diciendo que Italia debe aceptar una situación de ilegalidad, es decir, a acoger sin ningún motivo todos los barcos de ONG que llegan porque Francia no puede acogerlos. Este comportamiento de Francia. totalmente descompuesto, causa perplejidad cuando en los últimos días cientos de personas han desembarcado en Italia«, concluye Fazzolari, subsecretario de Palazzo Chigi, sede de la jefatura del Gobierno.

Para comprender este enfrentamiento diplomático entre Italia y Francia hay que remontarse al lunes, cuando Palacio Chigi emitió un comunicado tras un breve encuentro de Meloni y Macron al margen de la cumbre al margen de la COP27 de Sharm-El-Sheikh (Egipto), cuando en aguas territoriales italianas, cerca de Sicilia, había cuatro barcos de ONG, con más de 1.000 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, que solicitaban desembarcar lo antes posible. Esta emergencia migratoria fue el tema central del coloquio entre ambos líderes. Macron reiteró a Meloni el deber de Italia de permitir el desembarco de los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, porque sus puertos eran los más próximos. Francia se mostró dispuesta a hacerse cargo de algunos de los solicitantes de asilo desembarcados en Italia, una solución ya prevista por el pacto de redistribución vigente en la Unión Europea, aunque el Gobierno italiano la considera completamente insuficiente.

Frente al argumento de Macron de que Italia debe respetar las normas internacionales que prevén la asignación del puerto más seguro y cercano para el desembarco de personas rescatadas, Giorgia Meloni se mostró firme en su posición de no poder aceptar todos los barcos que llegan a las costas italianas. Al final, el presidente francés solo aseguró a la primera ministra italiana que, en ausencia de la cooperación de Alemania, Francia garantizaría su voluntad de superar el problema, sin detallar la modalidad de su acción. Aunque, aparentemente, se llegó a una especie de compromiso: Italia abrió sus puertos a tres de los cuatro barcos de las ONG, mientras Francia recibiría al Ocean Viking,

Tras el coloquio de Macron y Meloni, Palacio Chigi se apresuró a emitir un comunicado que irritó al Gobierno francés y cambió totalmente el escenario: «Expresamos nuestro más sincero agradecimiento por la decisión de Francia de compartir la responsabilidad de la emergencia migratoria, que hasta hoy recayó sobre los hombros de Italia y otros pocos Estados mediterráneos, abriendo los puertos franceses al barco Ocean Viking», destacó el Gobierno italiano, mostrando en cierta forma un aire de victoria en el pulso que había mantenido sobre la nave Ocean Viking.

De hecho, el vicepresidente del Gobierno Matteo Salvini manifestó: «El aire ha cambiado». Diversos medios italianos consideran que el Gobierno Meloni debió gestionar con más prudencia el canal diplomático abierto con Francia, evitando airear un comunicado con sabor de propaganda. De hecho, la nota del Ejecutivo italiano enfureció a Emmanuel Macron, según la reconstrucción de los medios italianos, citando fuentes diplomáticas francesas. El Gobierno italiano no ha sabido gestionar las relaciones diplomáticas sobre el caso Viking, según las mismas fuentes. Después se sucedieron duras acusaciones entre París y Roma, abriéndose una grave crisis diplomática ital-francesa que, según los medios italianos, corre el riesgo de convertirse en un conflicto abierto entre Italia y Bruselas.