Biden presiona para un alto el fuego en Ramadán: «Los israelíes han acordado que no actuarán»

El presidente lo aseguró desde Nueva York, donde acudió para reuniones de campaña y para la grabación de una entrevista. Esta última fue con Seth Meyers, un cómico que presenta un programa de 'late night' y que le llevó a una heladería neoyorquina. Allí fue donde Biden respondió brevemente a preguntas de los periodistas sobre la situación de las negociaciones del alto el fuego.

«Creo que lo tendremos para el final del fin de semana»; respondió Biden. «Mi asesor de seguridad nacional (Jake Sullivan, que supervisa la intermediación de EE.UU. en las negociaciones) me dice que estamos cerca. No lo hemos logrado todavía. Espero que para el próximo lunes tengamos un alto el fuego».

La escena fue chocante, porque Biden ofrecía novedades sobre el asunto más caliente en política exterior en estos momentos mientras lamía un cucurucho de helado que le acababan de servir.

La imagen no ayudará al daño político que ha supuesto para Biden su postura de apoyo firme a Israel y al Gobierno de Benjamín Netanyahu, después de varios meses de respuesta militar en la Franja tras los atentados terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre.

El presidente de EE.UU., que se juega la reelección en noviembre, ha visto cómo su apoyo incondicional a Netanyahu y su timidez a la hora de exigirle un alto el fuego le ha enfrentado con electorados que son favorables a los demócratas, como los votantes jóvenes, las minorías raciales y las comunidades musulmanes y árabes.

El impacto político de esa postura podría tener reflejo este martes en las primarias de Michigan, el estado con la mayor comunidad árabe y musulmana del país. Biden no tiene oposición real, pero los activistas izquierdistas han animado a que los demócratas voten en blanco como una medida de castigo al presidente.

La visión de la gestión de Biden de la guerra en Gaza podría cambiar si ese alto el fuego se materializa. Y, sobre todo, si es el primer paso para poner fin de forma definitiva a los combates.

La primera parte es muy posible. Israel y Hamás llevan semanas negociando una pausa temporal de la operación militar israelí a cambio de la liberación de rehenes. La posibilidad más cercana es que sea un alto el fuego de seis semanas a cambio de 40 rehenes, dentro de los cerca de 130 que se creen que están en manos de Hamás. Entre ellos, hay seis con nacionalidad estadounidense.

La cercanía del ramadán, que arranca el próximo domingo 10 de marzo, podría ser clave en que el alto el fuego arranque alrededor de esas fechas.

Lo que es más difícil es que la pausa suponga el fin de la guerra. Netanyahu ha dejado claro que el objetivo de Israel es aniquilar a Hamás y que su operación continuará en Rafah, la ciudad del sur de Gaza en la que hay cerca de un millón de palestinos, muchos de ellos huidos del norte por el conflicto.

La Administración Biden ha buscado presionar a Netanyahu desde el comienzo de la operación militar para minimizar el impacto en la población civil, sin grandes resultados. En una de las entrevistas que grabó en Nueva York, emitida el martes en NBC, el presidente de EE.UU. insistió en esa idea.

«Se está matando a demasiada gente inocente», dijo sobre la operación israelí. «Israel ha ralentizado los ataques en Rafah, tienen que hacerlo. Y tienen un compromiso conmigo de que habrá capacidad para evacuar a partes importantes de Rafah antes de que entren y saquen a lo que queda de Hamás».

Biden advirtió que Israel se juega perder el favor de muchos socios internacionales si no cambia su política: «Van a perder apoyo en todo el mundo, y eso no es bueno para Israel».