Benny Gantz, miembro clave del gabinete de guerra de Israel, dimite por sus diferencias con Netanyahu sobre Gaza

«Dejar el Gobierno es una decisión compleja y dolorosa», ha dicho Gantz durante su declaración televisada. Hace dos semanas, Gantz puso sobre la mesa seis objetivos clave a cumplir para seguir en el ejecutivo, pero el primer ministro no le ha dado respuesta alguna. Para el líder del partido Unidad Nacional, una «victoria verdadera» significa el regreso con vida de los cautivos, sustituir a Hamás por un gobierno alternativo y la creación de una alianza regional contra Irán. El ex general pidió «perdón a las familias de los rehenes, hemos fallado».

Un Netanyahu eufórico por la liberación de Noa Argamani, Almog Meir, Andrey Kozlov y Shlomi Ziv en el campo de refugiados de Nuseirat, donde el ejército mató en esa operación a 274 palestinos según Hamás, pidió a Gantz que repensara su decisión porque Israel se enfrenta a «una guerra existencial» y le recordó que «mi puerta siempre estará abierta para cualquier partido sionista que busque la seguridad de los ciudadanos». En opinión del primer ministro, «debemos permanecer unidos para hacer frente a las grandes misiones que tenemos por delante». No tuvo éxito con esta petición y el gobierno se ha roto.

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Por este paso fronterizo con Egipto, que ABC visitó en febrero, entraban cada día 200 camiones con ayuda humanitaria a la Franja y salían los refugiados y heridos para ser tratados en el extranjero. Con su cierre tras la ocupación del Ejército israelí, los dos millones de gazatíes quedan todavía más aislados

Esta salida no pone en riesgo el puesto de Benjamín Netanyahu, ya que cuenta con el firme apoyo de ultranacionalistas y ultraortodoxos, pero acaba con ocho meses en los que Gantz le había servido al primer ministro para suavizar su imagen de cara al israelí de centro y a la comunidad internacional. Netanyahu y Gantz vuelven a separar sus caminos y el exjefe del ejército se distancia de cara a ganar apoyo para unas próximas elecciones en las que las encuestas le dan una ligera mayoría. En opinión de Netanyahu, se trata de «una decisión política» e Itamar Ben Gvir, ministro ultranacionalista de Seguridad Nacional, se ofreció de inmediato para ocupar el lugar de Gantz en el gabinete de guerra.

El primer ministro es centro de críticas cada día, pero aguanta la presión y se mantiene firme en su puesto. La última polémica se generó porque fue de los primeros en acudir al hospital al que llegaron los rehenes liberados para estar con ellos y sus familias. El colectivo de familiares de los cautivos criticó que nunca ha tenido tiempo para reunirse con las familias que han recibido los cuerpos sin vida de sus seres queridos. Un fin de semana más miles de personas tomaron las calles de Tel Aviv para exigir un acuerdo que permita un intercambio seguro de cautivos por prisioneros palestinos.

La dimisión de Gantz no fue la única de la jornada, ya que a media tarde el comandante de la división de Gaza del ejército, general Avi Rosenfeld, anunció que dejaba su cargo. Se trata del primer comandante que dimite desde el 7 de octubre y en su carta de dimisión lamentó que había fracasado en su misión de proteger a los civiles israelíes en las ciudades y pueblos a lo largo de la frontera con la Franja.

La dimisión de Gantz, que refleja las divisiones internas que sacuden al Gobierno de Netanyahu, empaña la euforia que se vivía en Israel por la liberación este sábado de cuatro rehenes secuestrados por Hamás en el festival de música Nova. Ante las críticas por su sangrienta operación de rescate en la zona de Nuseirat, en la que Hamás denuncia la muerte de más de 270 personas, las Fuerzas de Defensa de Israel reivindican su misión. En especial, sobre la muerte de un colaborador del medio 'Palestine Chronicle', Abdallah Aljamal, a quien acusan de ser «un operativo de la organización terrorista de Hamás que mantuvo prisioneros a los cuatro cautivos en la casa de su familia en Nuseirat».

«Los rehenes fueron cautivos de Abdallah Aljamal y miembros de su familia en su casa. Esta es una clara prueba del uso de hogares civiles y edificios por parte de la organización terrorista Hamás para mantener prisioneros a los secuestrados israelíes en la Franja de Gaza», asegura el Ejército hebreo, que promete «seguir haciendo todos los esfuerzos para traer a los rehenes a casa».