Austria anuncia controles fronterizos con Italia ante la crisis migratoria de Lampedusa

Políticamente, el Gobierno de Austria envía con esta medida un mensaje a Bruselas que subraya la inoperancia del acuerdo sobre asilo del pasado mes de junio y que pone una vez más de manifiesto su negativa a la ampliación del espacio Schengen. Austria ya mantiene controles en su frontera con Hungría y Eslovenia desde 2015. El pasado mes de agosto, durante su visita a Berlín, el canciller alemán, Olaf Scholz, calificó también los controles establecidos en la frontera con Alemania como «indispensables» debido a la presión migratoria, a pesar de que, en conjunto, estos controles dejan en papel mojado el Tratado Schengen.

El canciller de Austria, Karl Nehammer, mencionó en esa ocasión el alto número de solicitudes de asilo que recibió su país en 2022, más de 112.000, e insistió en que «mientras el actual sistema Schengen no funcione, se necesitan esfuerzos conjuntos en Europa para reforzar la protección de las fronteras».

«Sí, el ministro de Interior ya ha tomado las medidas adecuadas para los controles en la frontera con Italia», ha confirmado ahora Nehammer a 'Krone Zeitung', en la que lamenta el estado del acuerdo europeo con Túnez. «Todavía no ha llegado el dinero a Túnez, por lo que Túnez todavía no ve que la UE se tome en serio el acuerdo -ha dicho- y ahora tenemos que ponernos manos a la obra rápidamente, tenemos que dar vida al acuerdo con conversaciones proactivas». «Estos acuerdos internacionales tienen mucho que ver con la confianza y el respeto mutuo, ninguno de los dos debe ponerse en peligro ni faltar al respeto, pero esto está ahora al borde del precipicio», ha diagnosticado la situación.

Los nuevos controles fronterizos disgustan al Gobierno italiano. Ya la semana pasada creció la tensión entre Viena y Roma a causa de la prohibición austriaca de permitir el paso de camiones procedentes de Italia, una medida que bloqueaba una ruta fundamental para el transporte de mercancías. Según fuentes del Ministerio de Exteriores de Austria, el exceso de camiones italianos llevó al gobierno regional del Tirol a limitar el número de camiones que pueden realizar el viaje, alegando «la protección de la salud, el medio ambiente y las infraestructuras son más importantes que la política de transporte de combustibles fósiles en Italia», en palabras del presidente regional Anton Mattle.

Matteo Salvini, el ministro de Transporte italiano, ha anunciado por su parte que acudirá al Tribunal Superior de Justicia de la UE para impugnar la medida, que desde su punto de vista viola las leyes de la UE. La ministra austriaca de Transporte, Leonore Gewessler, ha reaccionado asegurando que está «muy relajada» y que la salud y las condiciones de vida de la gente del Tirol no son «menos importantes que los beneficios del lobby del transporte italiano». Salvini ha criticado que «no podemos aceptar que Austria cierre unilateralmente un paso alpino sin que nadie haga nada en Europa, es una violación de las normas de la UE, un abuso flagrante que debe resolverse», citando el artículo 259 de los tratados, la cláusula que permite a los países de la UE demandarse entre sí.

El Gobierno de Austria, que se enfrenta a elecciones en 2024, presenta como uno de sus grandes logros la reducción de solicitantes de asilo, que mientras en Alemania ha explotado hasta aumentar un 77,5% en el primer semestre de este año, se ha reducido en el país alpino en un 30% de enero a junio, hasta las 22.990 solicitudes. Una de sus medidas más efectivas son los controles fronterizos sistemáticos, además del despliegue de 130 agentes austriacos en puntos críticos de la Ruta de los Balcanes en Hungría, Serbia y Macedonia.

Además de su evidente efecto disuasorio, en los controles se efectúan comprobaciones preliminares de la necesidad de protección y se rechazan casos como el de personas cuya solicitud ha sido rechazada anteriormente o que no tienen ninguna posibilidad de obtener el estatus de asilo, como los procedentes de Marruecos, Banglasesh o India, en procesos acelerados. En lo que va de año, 5.872 personas han sido directamente deportadas por el Grupo de Trabajo de Deportaciones, de reciente creación.

«Frustramos el modelo de negocio de la mafia del tráfico de personas y aseguramos el asilo para aquellos que realmente lo necesitan», defiende el ministro de Interior Gerhard Karner, «sin la aplicación de las decisiones de asilo legalmente vinculantes, no puede haber un sistema de asilo creíble».

La semana pasada, durante la visita oficial del canciller Nehammer a Baviera, el presidente regional Markus Söder elogió esta política migratoria e, inmerso en la campaña electoral, proclamó que quiere «más Viena que Berlín» y señaló que «Austria debería ser un modelo a seguir para Alemania: procedimientos más rápidos, buena protección de las fronteras, deportaciones en lugar de ello prestaciones en especie y pragmatismo en lugar de ideología».