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Las urnas examinan el aperturismo iraní tras el deshielo con Estados Unidos

Los candidatos han sido preseleccionados por el Consejo de los Guardianes, el órgano que vela por las esencias de la revolución

Una mujer espera el inicio de un acto electoral de una de las listas reformistas en Teherán EFE

MIKEL AYESTARAN

Dos meses después de la entrada en vigor del acuerdo nuclear , Irán acude a las urnas para elegir un nuevo Parlamento y una renovada Asamblea de Expertos. Habrá 4.979 candidatos, de los que 500 son mujeres, para los 290 escaños de la Cámara legislativa. Asimismo, 159 religiosos se presentan para formar parte de una Asamblea de Expertos de 88 miembros elegida cada ocho años, que tiene entre sus competencias la elección del Líder Supremo. Unos 55 millones de iraníes tienen la oportunidad de «construir el futuro de un país lleno de esperanza», según el mensaje de texto enviado a los ciudadanos por el presidente, Hasán Rohaní , que espera que moderados y reformistas logren la mayoría de los votos para tener al Parlamento de su lado y acometer así las reformas prometidas cuando llegó al poder.

Las elecciones están marcadas una vez más por el filtro previo del Consejo de Guardianes , cuya descalificación masiva de candidatos reformistas provocó las quejas formales de figuras como el expresidente Hashemi Rafsanyani, que junto a Rohaní es candidato a la Asamblea de Expertos. La selección ha sido tan restrictiva que finalmente los seguidores de Rohaní se tienen que conformar en el Parlamento con una lista de 200 nombres, sin apenas figuras de relieve, a la que se han sumado políticos moderados. Aunque tengan un buen resultado en las elecciones, necesitarán apoyos si quieren controlar la Cámara. En la Asamblea de Expertos el 80% de las candidaturas fueron rechazadas, entre ellas la de Hasan Jomeini, nieto del fundador de la República Islámica y gran esperanza del sector reformista para erigirse en el próximo Guía Supremo.

«Estamos ante un auténtico referéndum sobre la dirección que Rohaní quiere dar al país; los iraníes tienen ahora la palabra» apunta Foad Izadi, profesor de la Universidad de Teherán y analista político. La economía ha sido el tema central de una campaña marcada por el levantamiento de las sanciones y el acercamiento a EE.UU. Mohamed Reza Aref, exvicepresidente de Mohamed Jatami y cabeza de lista reformista, ha insistido en que «crear empleo es nuestra prioridad» y para ello abrirán las puertas a «inversiones domésticas y extranjeras». Su discurso choca con el de Hadad Adel, exportavoz del Parlamento y líder de los conservadores o «principalistas», llamados así porque se presentan como quienes velan por los principios de la revolución, que, según presumen, no quiere un Irán «convertido en un mercado para el consumo de productos extranjeros».

El voto de los jóvenes

La victoria de Rohaní en 2013 ha despertado la esperanza en una gran parte de iraníes que habían perdido la confianza en las posibilidades de cambio dentro del régimen. El 60 por ciento del país tiene menos de 30 años y en las calles de la capital son los jóvenes los que se han movilizado para pedir el voto por «el acercamiento al mundo, por la recuperación de una economía hundida por Mahmoud Ahmadineyad y por un Irán amigo», destaca Peyman Fateme, miembro activo de la campaña a favor de «una lista que no es la mejor, pero es la que nos han permitido presentar». Han cambiado el verde de 2009, año de las protestas, tras acusar de fraude a Ahmadineyad en su segunda victoria que acabó con los líderes reformistas Husein Musavi y Mehdi Kerrubi arrestados- por el azul y recorren la calle Enqelab, frente a la Universidad, en pequeñas marchas seguidas de cerca por las fuerzas de seguridad. «Votar por esta lista no significa que nos guste, pero debemos elegir entre lo malo y lo peor», confiesa Amin, abogado licenciado en Londres que vive con intensidad las horas previas a unos comicios de los que dice: «Por momentos me recuerdan a 2009, si hay fraude seguro que habrá protestas». Esa intensidad se ha contagiado también a Merdad, estudiante de Historia de 20 años, quien afirma: «Somos como las velas, que no temen al fuego. Vamos a ganar y lograremos la libertad de Musavi y Kerrubi», en arresto domiciliario desde hace siete años

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