Trump retira su oferta para negociar sobre los «dreamers» y ataca a México

«¡No más DACA!» , amenazó el presidente de EE.UU. tras denunciar la endeblez de la seguridad en la frontera. El año pasado, Trump anunció que cancelaba el programa, por el que cientos de miles de inmigrantes que llegaron al país siendo niños han disfrutado de residencia legal. La justicia bloqueó la decisión del presidente, pero el futuro de DACA se ha convertido en objeto de negociación en el Congreso de EE.UU. Los demócratas presionaron para que fuera condición para aprobar una ley presupuestaria -algo que no consiguieron-, y ahora es uno de los puntos a los que no quieren renunciar en la negociación de la reforma migratoria.

Trump aseguró que los agentes de la patrulla fronteriza no pueden hacer su trabajo «por culpa de ridículas leyes demócratas como la de‘agarrar y soltar», en referencia a la práctica en algunas ocasiones en la frontera de dejar libres a inmigrantes sin papeles mientras esperan una vista con el juez para su caso.

También criticó que la situación es «cada vez más peligrosa» y que hay una «caravana» de inmigrantes camino de la frontera. Parece que esto último se refiere a las informaciones que ayer por la mañana daba la cadena Fox, la favorita del presidente, sobre una caravana de centroamericanos de la organización Pueblo Sin Fronteras.

Contra todo ello, el multimillonario neoyorquino volvió a sacar una de sus cartas preferidas: la llamada «opción nuclear». Se refiere al cambio de la normativa procesal en el Senado, que exige una mayoría reforzada de 60 votos para cuestiones importantes. Los republicanos, que tienen una mayoría amplia en la Cámara de Representantes, pero mínima en el Senado, han visto cómo los demócratas han podido bloquear muchas de sus propuestas, desde la conflictiva negociación del presupuesto -que acabó con un cierre temporal del Gobierno- hasta la reforma migratoria. Es una circunstancia que desespera a Trump, que ha visto que durante su primer año de mandato, y a pesar de que la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso tienen color republicano, su agenda de reformas se ha visto maniatada.

«Los republicanos deber ir a por la opción nuclear para aprobar leyes duras. ¡No más acuerdos para DACA!», escribió ayer. No es la primera vez que Trump pide la «opción nuclear», algo que la mayoría de los republicanos rechaza, empezando por su líder en el Senado, Mitch McConnell. Saben que si cambian las tornas en cualquier momento -y hay elecciones legislativas este otoño- se podrían quedar sin margen de maniobra.

En su segundo mensaje, Trump aprovechó para culpar de la situación a México, que está haciendo «muy poco, o nada, para parar a gente que entra en México a través de su frontera Sur y después llega a EE.UU. Se ríen de nuestras estúpidas leyes de inmigración». El presidente de EE.UU. utilizó una vez más la baza económica para presionar a su país vecino: «Deben acabar los grandes flujos de droga y de gente o acabaré con su gallina de los huevos de oro, el Tlcan». Para acabar, recuperó uno de los emblemas de su campaña electoral: «¡Necesitamos el muro!», dijo sobre su proyecto de ampliar y reforzar la barrera física en la frontera, que se cansó de repetir que la pagaría México (y el Gobierno mexicano de negarlo).

Trump no ha conseguido reunir el apoyo en el Congreso -ni siquiera de muchos republicanos- para financiar la construcción del muro. La reciente ley de gasto incluye una partida de 1.600 millones para el muro, pero solo para planificación y para arreglos de barreras anteriores, no para ninguna construcción nueva, como dio a entender el presidente.

«Esos grandes flujos de personas tratan de aprovecharse de DACA », sentenció en su tercer y último mensaje. Entre el pequeño grupo de personas que le acompañó en su descanso de Semana Santa, estaba Stephen Miller, un asesor conocido por su postura dura en inmigración.