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Una semana después del seísmo en Ecuador, lágrimas, esperanza e indignación popular

El seísmo ha dejado al descubierto graves deficiencias en el liderazgo político

Un niño corre por una calle afectada por el terremoto, en Manta EFE

THALÍA FLORES

Sentado en la pequeña sala de su casa, en un sencillo barrio de Quito, Idelmar, de 23 años, tiene su alma en vilo. Su madre, Gladys, que vive en Portoviejo, sufre de fiebre desde hace dos días. No sabe cómo hacerle llegar antibióticos . ... Cuando le mandó alimentos, a inicios de la semana, aún estaba bien; incluso, se mostró contenta porque su casa no se destruyó con el terremoto. Pero después todo fue a peor.

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