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La radiografía ideológica de los candidatos al Elíseo: del «trotskista» Mélenchon a la ultraderecha de Le Pen

Lo que parecía ser cosa de dos en un principio se ha convertido en una lucha inquietante entre cuatro candidatos

F.J. Calero

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Lo que parecía ser cosa de dos, en un principio, se ha convertido en una lucha inquietante entre cuatro candidatos con aspiraciones de llegar a la segunda vuelta, si los sondeos no se vuelven a equivocar. Todos presentan la misma foto finish: Emmanuel Macron a la cabeza en empate técnico con Marine Le Pen , pero ambos en una tendencia ligeramente a la baja. Desde atrás y remontando su posición, el candidato del escándalo de los empleos ficticios: François Fillon. Y el «outsider», el inesperado Jean-Luc Mélenchon. Fuera de todas las quinielas queda el candidato socialista, Benoît Hamon.

Tres de los candidatos proceden del Partido Socialista francés y tres son las vías de una atomizada socialdemocracia francesa en una crisis que parece terminal.

Emmanuel Macron

Emmanuel Macron (39 años), ex ministro del gobierno Valls-Hollande, ahora lidera su propio partido « ¡En Marcha! » (EM, como sus iniciales) que mantiene sus iniciales. Huye de las definiciones: «Ni de izquierdas ni de derechas», insiste, tratando de reconciliar el liberalismo económico y las políticas sociales. De los favoritos, es el más internacionalista y favorable a la Unión Europea: ondeó la bandera en un mitin para mostrar su firme apoyo a la Unión, frente al cierto euroescepticismo del resto de favoritos. Emmanuel Macron exige la transformación del país, atrapado en las arenas movedizas del gigantesco Estado francés donde lo público se lleva cerca de la mitad del PIB anual. Este joven filósofo y ex banquero de Rothschild está a favor de reducir el gasto público, del no reemplazo de 120.000 funcionarios y de bajar impuestos a las finanzas. También propone un plan de inversión de 50.000 millones de euros. Sus adversarios le acusan de querer contentar a todo el mundo, de ser un populista de centro, aunque parece de momento el más presidenciable de todos. Trata de sacudirse la herencia de Hollande, quien recula en su apoyo público al candidato «social liberal» porque su apoyo más que ayudarle puede perjudicarle. Muchos le achacan que se olvide de las cuestiones ecológicas en campaña y que incluso apoye lo nuclear.

Jean-Luc Mélenchon

Este nieto de españoles y trotskista en su juventud fue ministro delegado por la Formación profesional en el Gobierno de la cohabitación Jospin (socialista) y Chirac (conservador). Ahora lidera la plataforma Francia Insumisa que aglutina a varios partidos de izquierdas en 2009 que van desde el Partido Comunista Francés al Partido de Izquierdas, en un movimiento que trata de pescar votos en la izquierda antiliberal y euroescéptica. Defiende la regulación de los mercados, la planificación ecológica y el diálogo sindical. Quiere renegociar los tratados europeos y si eso no funciona, amenaza con sacar a Francia de la UE. A su juicio, la independencia del país también requiere la salida de la OTAN y la negativa a participar en ninguna alianza militar. Jean-Luc Mélenchon también se unió a los soberanistas con sus múltiples referencias a la historia de Francia, la distribución de banderas tricolores en sus reuniones y el hecho de que no canta Internacional. Un buen juego sería encontrar las diez diferencias en el plano económico e identitario entre las propuestas de Mélenchon y Le Pen, con la salvedad de que el primero señala más a los ricos y la frontista bebe más del fracaso del multiculturalismo.

Benoit Hamon

Al ganador de las primarias socialistas frente al antiguo primer ministro francés Manuel Valls se le ha tildado de utópico, especialmente por sus propuestas, y anodino por su perfil bajo en los debates televisados, donde ha sepultado sus opciones hasta ser rebasado por Mélenchon, a su izquierda y más carismático. Con un exiguo 8%, este «rebelde» del PS, que se apartó de la línea más centrista de Hollande, cuenta con el apoyo de la histórica socialista y alcaldesa de Lille, Martine Aubry, y del mediático economista Thomas Piketty, estudioso de la desigualdad económica mundial. El candidato socialista reclama un volantazo de la UE pero desde dentro. Según lo describe Le Figaro, Hamon quiere revisar el Reglamento de Dublín para distribuir los refugiados de manera más justa y conceder el derecho de voto a los extranjeros no europeos para las elecciones locales. Una de sus principales propuestas es el salario para todos los franceses, la mutualización de la deuda y su apuesta por el ecologismo.

François Fillon

Al incombustible candidato de Los Republicanos, primer ministro con Sarkozy, se le ha dado por muerto políticamente varias veces en los últimos años e incluso meses, tras el estallido del caso de los empleos ficticios. En los últimos días ha acortado la distancia que lo separa de los dos favoritos en los sondeos, Macron y Le Pen, para situarse incluso a un punto por detrás. Una encuesta de Le Point hasta le coloca en la segunda vuelta. Fillon venció unas primarias de los conservadores muy bronca, y llegando desde atrás, con Sarkozy y sobre todo Juppé como favoritos. Ganó gracias a sus incondicionales, a la derecha del partido, los que le apoyaron en Trocadero a principios de marzo, en un domingo lluvioso y poco amable para apoyar a un candidato que parecía más fuera que dentro de la carrera. Para Le Figaro, Fillon es el más liberal de todos los candidato al apostar un estado reducido y así frenar la «decadencia infinita» de su país. Doblando la apuesta de Macron, descarta renovar las plazas de 500.000 funcionarios y la eliminación del impuesto sobre los más ricos. Como Mélenchon y Le Pen, se acerca más a la defensa de Putin que la de la actual UE.

Marine Le Pen

De cómo se encontró el partido a como lo tiene ahora es una de las victorias de Marine Le Pen y su equipo, liderado por el controvertido Florian Philippot. Como ensayo, en las pasadas elecciones presidenciales ya llevó a cabo su proceso de «desdiabolización3 del Frente Nacional: dejar atrás el antisemitismo, negacionismo y el histrionismo de su padre para vestirlo con tonos amables y presidenciables. Marine Le Pen ha conseguido que su partido logre una gran adhesión, un electorado fiel que le perdona incluso las acusaciones de financiación ilegal de su movimiento por los que ya ha sido sancionada en el Parlamento Europeo. Es la candidata con el voto más seguro de sus simpatizantes, lejos del volátil Macron. El FN se ha abonado al intervencionismo de su economía, el nativismo y el lenguaje identitario contra el islam. «On est chez nous» (Estamos en casa) es uno de sus lemas. En su programa incluye la jubilación a los 60, la derogación de la ley de trabajo y el mantenimiento de las 35 horas semanales. El primer compromiso del programa de Marine Le Pen es: «Recuperar el control de nuestro destino mediante la restauración de la soberanía al pueblo francés». Quiere su Frexit y Europa tiembla.

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