Theresa May propone un periodo transitorio de dos años tras el Brexit

«La gente y las empresas se beneficiarían de un período de ajuste a los nuevos acuerdos», aseveró la primera ministra británica en un discurso en Florencia, en concreto en el aula magna del complejo monumental de Santa María Novella, justo al lado de las salas donde Leonardo Da Vinci pintó el fresco «La batalla de Anghiari» (1505).

En cuanto a la cantidad que el Reino Unido tendrá que pagar a las arcas comunitarias en aplicación de los compromisos ya adquiridos y por aportación a políticas decididas con el acuerdo británico, May aseguró que «algunas exigencias son exageradas», sin citar una cifra.

May instó a los líderes comunitarios a ser «creativos» en la futura relación entre la UE y el Reino Unido tras la salida de este país del bloque comunitario.

Theresa May ha querido que el diseño del nuevo camino de la Gran Bretaña fuera de Europa comience en Florencia, la ciudad continental más anglófila y más amada, corazón histórico y cultural de Europa.

Para pronunciar uno de los discursos más importantes de su carrera política, May elige Florencia por consideraciones simbólicas, tanto culturales como políticas. Son seculares las relaciones entre las islas británicas y la ciudad de los Médici, familia protagonista de importancia fundamental en la historia de Italia y de Europa desde el siglo XV al XVIII.

Florencia es la cuna del Renacimiento, el periodo artístico y cultural de la historia de Europa, entre mediados del siglo XIV y finales del XVI. Por tanto, durante tres siglos Florencia fue capital del humanismo. En la época del Grand Tour, con gran auge entre mediados del siglo XVII y la década de 1820, cuando intelectuales, escritores y artistas llegaban a Italia, tres eran las metas imprescindibles: Venecia, Roma y, sobre todo, Florencia, por su magnificencia artística y el valor universal del Renacimiento.

Todo ello ha contribuido a que, a lo largo de los años, se haya creado una colonia inglesa que ha elegido Florencia y Toscana, como segunda residencia y lugar del espíritu. El propio príncipe Carlos de Inglaterra ha sido huésped de las familias de vieja nobleza Toscana. Esa impronta inglesa, refinada y elitista, sobrevive en Florencia a pesar del turismo de masas.

Además de su centralidad histórica y cultural, hay también gran simbolismo político en la elección de May. Florencia no es una capital de gobierno, y, sobre todo, no es Bruselas, París o Berlín. Es decir, el mensaje que Theresa May lanza al mundo desde Florencia es que la Gran Bretaña sigue siendo Europa: «Europa no es la Unión Europa; estoy aquí porque nosotros continuamos a ser europeos; continuamos a viajar juntos aunque sea por caminos diversos».

«La historia de Florencia es la de una ciudad que establece puentes», ha dicho el alcalde de la capital Toscana, Dario Nardella, quien ha dado la bienvenida de la ciudad a la primera ministra británica. En cualquier caso, Florencia será recordada seguramente como la ciudad en la que Theresa May explicó las razones del divorcio de Bruselas, aunque al mismo tiempo intentó mostrar que sigue la relación con la cultura e historia europea. Para May, la prueba de ello es el haber hablado del nuevo camino de Gran Bretaña con la Unión Europea en la ciudad de Dante, con su monumental carga simbólica.