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Brexit

Johnson cede más que May para facilitar un acuerdo con Bruselas sobre el Brexit

El primer ministro británico, dispuesto a establecer una frontera entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido para cumplir con la fecha prevista para la salida de la UE, el 31 de octubre

Juncker confirma el acuerdo para el Brexit con Johnson

El negociador europeo, Michel Barnier, saluda al ministro irlandés de Exteriores, Simon Coveney Reuters
Enrique Serbeto

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Los rumores, los mensajes y las teorías más estrafalarias se entrecruzaban ayer tarde entre Londres, Bruselas y Luxemburgo, donde estaban reunidos los ministros de Exteriores de los 27 a la espera de un acuerdo sobre el Brexit que en ciertos momentos se presumía como cercano. Las bases de un compromiso podrían cerrarse hoy mismo con la idea de que los presidentes puedan confirmarlo en el Consejo Europeo que empezará mañana, pero aún así tendría que pasar por la aprobación de la Cámara de los Comunes británica, que se reuniría de forma extraordinaria el mismo sábado. Pero también ayer se consideraba posible que nada de esto suceda y que al final sea necesario convocar una cumbre extraordinaria antes de fin de mes, para poner las cosas en claro.

Los últimos rumores daban cuenta de que el primer ministro británico, Boris Johnson , estaría «a punto» de aprobar un acuerdo en el que se asume que Irlanda del Norte permanecerá dentro de la unión aduanera de la Unión Europea cuando el Reino Unido salga, algo que entra dentro de las líneas rojas de los negociadores británicos. Medios británicos insistían a media tarde en que Johnson podría aceptar esta exigencia, pero uno de sus portavoces dijo que la situación no había avanzado tanto y que «queda mucho por hacer».

Por la mañana, el negociador europeo, Michel Barnier , había informado a los ministros europeos de que todo el trabajo efectuado durante el fin de semana no había sido satisfactorio. Tambien durante este maratón de negociaciones el sábado y el domingo se había llegado a creer que las cosas estaban avanzando, pero el lunes la Comisión usó la misma frase que ayer Londres para hacer notar que «queda mucho por hacer».

La importancia de haber llegado ayer a un resultado radica en que los ministros estaban reunidos para preparar legalmente el contenido de la reunión de los presidentes y normalmente los temas han de ser «digeridos» primero. Eso es lo que justifica también que Barnier le diera a Johnson un plazo perentorio hasta medianoche para que ofreciera una respuesta. Si los jefes de Estado y de Gobierno pueden sellar el pacto el jueves y el viernes, la desconexión se llevaría a cabo de forma ordenada el día 31, como está previsto. En tal caso, el borrador del proyecto de tratado podría publicarse hoy miércoles por la mañana.

Pero al parecer los británicos siguen pensando que esta solución sería una concesión muy significativa a las exigencias europeas, ya que el acuerdo consiste en que haya una aduanera en el Mar de Irlanda, algo que en su día fue rechazado por Theresa May porque significa trazar una separación, una frontera si se quiere, entre la provincia de Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. Sin embargo, esta solución cumple la condición de que no haya una frontera en la isla de Irlanda, como definían los acuerdos de «Viernes Santo» que pusieron fin al conflicto armado en el Ulster, y preserva la integridad del mercado único europeo.

A cambio de esta concesión, el resultado le permitiría a Johnson anunciar que todo el Reino Unido ha dejado de pertenecer a la UE, que es su único objetivo, y que a partir de entonces puede negociar por su cuenta acuerdos comerciales con cualquier parte del mundo, aunque no se apliquen plenamente en Irlanda del Norte.

Sin embargo, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar , dijo que la brecha entre las posiciones del Reino Unido y la UE es «todavía bastante amplia» y que «no está claro» si se podría alcanzar un acuerdo antes de la cumbre. Más aún, otros países como Francia han dicho que, aunque Irlanda es el país más concernido por este factor del acuerdo de salida, «no se puede dar por hecho que todos los demás estaremos de acuerdo».

Otra prórroga

En todo caso, Johnson aún tendrá que obtener el respaldo del Parlamento, incluido el Partido Unionista Democrático ( DUP ) y los partidarios más radicales del Brexit, que hasta ahora se han opuesto a que Irlanda del Norte siga legalmente dentro del territorio aduanero de la Unión Europea, una vez que se haya consumado el Brexit.

La variante de esta fórmula parece ser una cláusula que permitiría a Londres compensar a las empresas irlandesas si las condiciones de los acuerdos comerciales que firme en el futuro son mejores que las que tengan en la órbita de la UE. Hasta ahora la idea de que esta provincia quedase fiscalmente separada del resto del país era inaceptable tanto para los conservadores como para el DUP, el partido unionista del Ulster que apoya al Gobierno. El líder conservador en la Cámara, Jacob Rees-Mogg , dijo ayer por la tarde que «los votos para respaldar un acuerdo» están asegurados, pero al mismo tiempo que no está seguro de que sea posible convocar a la Cámara el sábado como ha prometido Johnson, para ratificar el resultado de sus gestiones en el Consejo Europeo.

La oposición británica insiste en que en caso de que no sea posible un acuerdo antes del 31 de este mes, el Gobierno está legalmente obligado a pedir una prórroga hasta que sea posible una salida acordada u otra alternativa. Pero una extensión solo la pueden conceder por unanimidad los demás veintisiete jefes de Estado o de Gobierno y no es algo que vayan poder discutir a distancia. Por ello, el ministro luxemburgués de Exteriores, Jean A sselborn, decía ayer que «aunque hay cierto optimismo» sobre la posibilidad de que se pueda llegar hoy a un acuerdo, también es posible que «necesitemos una cumbre extraordinaria antes de final de mes». La extensión del plazo del artículo 50 presenta algún problema grave para la UE,porque obligaría a nombrar a un comisario británico, aunque fuera por unos meses.

Johnson había dicho que prefería «estar muerto en una zanja» antes de tener que pedir esa extensión, que es la última esperanza para los que se oponen al Brexit. La situación parece haberle creado una disyuntiva entre un acuerdo posibilista que no incluya las exigencias de sus sociaos norirlandeses o tener que pedir esa extensión para convocar elecciones en las que presumiblemente obtendría un buen resultado.

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