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Hiroshima pide unidad mundial contra las armas nucleares y el coronavirus

En una ceremonia reducida por la pandemia, la primera ciudad de Japón que sufrió la bomba atómica conmemora su 75.º aniversario recordando a las víctimas y reclamando paz

Pablo M. Díez

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Con un minuto de silencio, una ofrenda floral y la campana de la paz repicando por los muertos, Hiroshima ha conmemorado este jueves que se cumplen 75 años de la primera bomba atómica, lanzada por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945 para forzar la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. A las 08:15 de la mañana (01:15 de la madrugada hora peninsular española), momento exacto en el que el bombardero B-29 «Enola Gay» arrojó sobre la ciudad un ingenio de muerte y destrucción apodado «Little Boy» («El niñito»), Hiroshima se ha parado para recordar a las 140.000 almas que se llevó, la mitad de forma inmediata con una bola de fuego como no se había visto jamás.

Para evitar los contagios por coronavirus, la ceremonia de este año ha sido muy reducida y solo han podido asistir 880 personas , sentadas en sillas con dos metros de separación cuando en ocasiones anteriores llenaban el Parque de la Paz de Hiroshima más de 11.000 asistentes. Ante el cenotafio que recuerda a las víctimas, y con la sobrecogedora estampa de la destruida Cúpula de la Bomba al fondo, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, ha pedido unidad al planeta para eliminar no solo las armas nucleares, sino también la amenaza de la pandemia. «Hiroshima considera que es nuestro deber construir en la sociedad un consenso por el que la gente de todo el mundo debe unirse para conseguir la abolición de las armas nucleares y que haya una paz duradera», abogó el alcalde, que alertó contra las tensiones internacionales que está provocando el coronavirus, según informa la agencia de noticias Kyodo.

«La sociedad civil debe rechazar el nacionalismo centrado en sí mismo y unirse contra todas las amenazas», recomendó para superar las rivalidades geopolíticas y la crisis económica que ha traído la pandemia. Además, aprovechó su presencia para enviar un mensaje al primer ministro nipón, Shinzo Abe . «Pido al Gobierno japonés que acate el llamamiento de los ˝hibakusha˝ (supervivientes) para firmar, ratificar y ser parte del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares», apeló Matsui, recoge EFE. El alcalde se refería así al tratado aprobado por 122 Estados miembros de la ONU en julio de 2017. Para que entre en vigor, ha de ser ratificado por 50 países. Pero, de momento, solo lo han hecho 40 y Japón no está entre ellos pese a ser la única nación víctima de ataques atómicos. Sí suscribió, en cambio, el Tratado para la No Proliferación Nuclear , firmado por la mayoría de Estados. Como ambos tratados son, a su juicio, «herramientas críticas para eliminar las armas nucleares», el alcalde instó a «los líderes mundiales, ahora más que nunca, a reforzar su determinación para hacer que este marco legal funcione efectivamente».

Eludiendo la cuestión, el primer ministro Abe apeló al diálogo ante la peligrosa tensión por el coronavirus entre EE.UU. y China , ya que ambas son potencias nucleares. Instando a los dos países a «eliminar el sentido de desconfianza a través de la implicación mutua y el diálogo», se comprometió a seguir construyendo un mundo más seguro. «Prometo aquí en la ciudad de Hiroshima, donde la gente ha estado rezando por la paz eterna, que Japón hará todo lo que pueda por conseguir un mundo sin armas nucleares», dijo Abe en su discurso.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres , envió un mensaje por vídeo para suplir su ausencia por la pandemia. «La única manera de eliminar totalmente el riesgo nuclear es eliminar totalmente las armas atómicas», insistió.

Tal día como hoy, la primera bomba atómica arrasó por completo Hiroshima y aniquiló a la mitad de su población, demostrando un poder de destrucción como no se había visto antes. Tres días después, EE.UU. arrojaba otra bomba nuclear sobre Nagasaki que mataba a 70.000 personas más. El 15 de agosto, el imperio del Sol Naciente capitulaba y acababa así la contienda más sangrienta de la Historia, pero se abría una carrera nuclear que sigue amenazando al mundo más de siete décadas después. Hoy Hiroshima, y Nagasaki el domingo, honran a sus muertos para que no se vuelvan a repetir los errores del pasado. Ni sus horrores.

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