El embajador de la UE en Cuba pide a Biden que «alivie» las sanciones de EE.UU.

La misiva, promovida por el medio La Joven Cuba y que fue remitida este martes a la representación diplomática del Gobierno de EE.UU. en La Habana y directamente a La Casa Blanca, recuerda el deshielo de relaciones entre EE.UU. y la isla, propiciado por el presidente Barack Obama hace cinco años, y el posterior recrudecimiento de estas con la llegada de Donald Trump y la imposición de sanciones «que agravan al más persistente y abarcador bloque/embargo que se haya impuesto a una nación».

A continuación solicitan al presidente Biden que «comience a desmantelar el sistema de sanciones que continúa afectando al pueblo cubano» y a «normalizar» relaciones con Cuba. «Esto ayudará a todos los sectores de la sociedad cubana y abrirá oportunidades de inversión para Estados Unidos en Cuba. Le pedimos a usted personalmente que tome acción ejecutiva y alivie las sanciones para darle al pueblo cubano una verdadera oportunidad en su búsqueda de la felicidad», concluye el texto.

Las reacciones a esta carta no se han hecho esperar. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) ha mostrado su malestar, a través de otra carta remitida al director del Servicio Europeo de Acción Exterior para las Américas, Mr Brian Glynn , y a varios eurodiputados del PPE, el grupo Renew Europe y Vox, en la que se pregunta «si es normal que un embajador suscriba una carta así, en la que se opina sobre un tercer país (en referencia a las críticas hacia EE.UU), mientras se silencia el verdadero problema de los cubanos : las violaciones masivas de los derechos humanos por parte del Gobierno Cubano y la ausencia de reformas políticas, económicas y sociales en la isla. Es el inmovilismo de la élite cubana la que empobrece cada día más a nuestro pueblo», asevera el documento.

El OCDH opina que la «reiterada parcialidad del Sr. Navarro, coincidente con los postulados del gobierno Cubano», dista mucho del papel de un diplomático «que debería representar los valores democráticos de la UE y del cual se espera como mínimo cierto recato propio de su carrera».

Desde que Biden, durante la campaña, anunciara su intención de revertir las políticas de Trump; así como despúes, cuando portavoces de Casa Blanca afirmaran la intención de estudiar todas las medidas tomadas por el anterior presidente, incluida la inclusión de la isla en la lista de países que atrocinan el terrorismo, ha habido multitud de reacciones en contra de esa posibilidad. Posiciones que se han reafirmado estos días, tanto dentro como fuera de Cuba.

Hace unos días la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, se dirigía a Biden a través de las redes sociales avisando al presidente estadounidense «que con el régimen cubano no se negocia. Y de hacerlo tiene que haber condicionamientos», escribió Soler, al mismo tiempo que enumeraba las circunstancias que debían darse, en su opinión, para sentarse a hablar: «La libertad inmediata para todos presos politicos, el cese la represion contra los opositores y el pueblo cubano, respeto a los derechos humanos, derecho a las manifestaciones publicas pacíficas, elecciones libres y plurales sin coacción». Concluía su mensaje aseverando que «los negocios no pueden estar por encima del sufrimiento de los cubanos».

Fuera de la isla, desde EE.UU., han sido varias las voces que han mostrado su rechazo a retirar las sanciones contra Cuba. Esta misma semana era la congresista republicana por Florida , María Elvira Salazar, descendiente de cubanos exiliados, quien se mostraba en contra a través de una declaración en su cuenta personal de Twitter en la que se podía leer: «El régimen en Cuba debe liberar a TODOS los presos políticos, permitir una prensa libre y justa, legalizar TODOS los partidos políticos y acordar elecciones libres y justas antes de que se levante CUALQUIER sanción. ¡No podemos negociar con terroristas y matones que están en el negocio del poder!».

El pasado mes de enero, Salazar y varios congresistas cubanoestadounidenses de Florida presentaron en Washington una ley cuyo objetivo es el de mantener a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo (en la que volvió a ser incluida por Trump el pasado 11 de enero). «Como hija de refugiados cubanos que huyeron de la brutal dictadura que continúa encarcelando, muriendo de hambre, asesinando y oprimiendo sistemáticamente al pueblo de Cuba, me enorgullece presentar la ley», dijo la congresista republicana.

La iniciativa, patrocinada también por los congresistas republicanos Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez , asegura que Cuba permanezca en la lista «hasta que deje de propagar su malevolencia por todo nuestro hemisferio y ponga fin a su brutal represión», señaló entonces Díaz-Balart, según recogió Efe.

De aprobarse el proyecto, otros gobiernos, como el entrante, no podrán excluir a Cuba de esa lista negra hasta que haya cambios en la isla.