La división de los republicanos pone a EE.UU. al borde del abismo fiscal

El presidente Barack Obama y los republicanos del Congreso necesitan ponerse de acuerdo para crear un plan que permita eludir el impacto del «abismo»: una combinación de subida generalizada de impuestos y drástica reducción en el gasto que podría provocar una recesión.

La fecha es el 31 de diciembre . Pasado ese momento caducarán los recortes impositivos aprobados bajo el auspicio de George Bush y del propio Obama, y entrarán en vigor profundas reducciones al gasto público en partidas como Defensa, Seguridad Social para jubilados y jóvenes discapacitados. Todo ello en pos de recuperar las riendas del desproporcionado déficit fiscal del país.

Pero a ocho días de la debacle, las previsiones de un acuerdo no son nada halagüeñas. Las negociaciones entre Obama y John Boehner , el portavoz de los republicanos en la Cámara de Representantes , están en punto muerto por las vacaciones de Navidad y como consecuencia de la jugada fallida de Boehner el pasado jueves.

Ese día, cuando parecía que ambas partes iban a hacer concesiones y cerrar un acuerdo, Boehner presentó en el Congreso un plan de medidas alternativo, el denominado «plan B» , que fracasó estrepitosamente a la hora de conseguir el apoyo de los suyos: de los propios republicanos.

Muchos de sus compañeros de partido estaban decepcionados con Boehner por haber entrado en el juego de Obama, quien unos días antes había aceptado recortar los beneficios de los jubilados a cambio de que Boehner claudicase en la subida de impuestos a las rentas más altas. Concretamente, a aquellos cuyo salario anual superase los 400.000 dólares, cerca de 300.000 euros. Y es que el aumento de impuestos continúa siendo el principal punto de discordia sobre la mesa.

«Solo nos quedan diez días para hacerlo. Espero que cada miembro del Congreso esté pensando en ello. Nadie puede conseguir el cien por cien de lo que quieren», dijo el presidente minutos antes de desplazarse a Hawai para pasar unos días de vacaciones con su familia.

A pesar de que a Obama manifestó que quería alcanzar un acuerdo antes de navidades, los tiras y aflojas con los republicanos se lo han impedido. Sin embargo, el presidente es optimista y cree que a la vuelta de navidades conseguirán encontrar una vía de escape in extremis a la acuciante situación.

Pero Boehner, tras el aún reciente batacazo, no lo ve tan claro. «Cómo lo alcanzaremos, solo Dios lo sabe», afirmó el portavoz, quien instigó a los demócratas a hacerse responsables de elaborar una nueva propuesta. «Lo que el presidente ha propuesto hasta ahora no solucionará nuestro problema», añadió.

Obama plantea la posibilidad de alcanzar un acuerdo de mínimos, un compromiso provisional, que dejaría para 2013 la negociación de los puntos más difíciles. Sin embargo, muchos en Washington están comenzando a mentalizarse de que no habrá acuerdo antes del 1 de enero y a hacer los cálculos políticos.

Llegado ese momento, el panorama será mucho más prometedor para Obama. Cuando el primero de enero llegue con una subida de impuestos para todos los estadounidenses, el presidente podrá proponer en el Congreso una nueva rebaja impositiva para las familias con ingresos menores a 250.000 dólares , la que ha sido su intención desde el principio. Los republicanos podrán darle el visto bueno y compartir el éxito, o rechazarlo; una situación en la que acabarán estigmatizados como los únicos culpables del bloqueo.