El castrismo deifica la figura de Fidel para afianzar las esencias del régimen

El 90 cumpleaños de Fidel Castro coincide con una grave crisis económica en la isla, el aumento de la emigración a EE.UU. y el endurecimiento de la represión política que marcan el día a día actual en la isla y ponen en cuestión la obra del viejo comandante. Sin embargo, los dirigentes cubanos, con su hermano y sucesor Raúl a la cabeza , están aprovechando la efeméride para reafirmar las esencias del régimen dictatorial puesto en marcha por el histórico líder de la revolución en 1959.

Desde hace semanas se suceden felicitaciones y actos de homenaje para ensalzar las virtudes de su persona y mostrar el «compromiso de seguir siendo fieles a las ideas por las que ha luchado a lo largo de su vida», como glosó el pasado 26 de julio, en la fiesta por el Día de la Rebeldía Nacional, el segundo secretario del Partido Comunista, el veterano Machado Ventura .

Peregrinaciones a la finca donde nació en 1926 en Birán , en la actual provincia oriental de Holguín, un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional y exposiciones fotográficas con títulos como «Lo que irradia Fidel» y «Fidel es Fidel», así como numerosos panegíricos difundidos a través de los medios de comunicación oficiales, son algunas de las iniciativas que conmemoran el cumpleaños al margen de las estrecheces económicas y la falta de libertades que padece la población.

«El régimen trata de convertir a Fidel Castro en una especie de Padre de la Patria, en un dios laico que está por encima del bien y del mal, un símbolo muy útil cuando muera, porque los gobernantes podrían asociarlos a los acontecimientos que puedan convenirles», explica a ABC el presidente del Instituto de la Memoria Histórica contra el Totalitarismo, Pedro Corzo . A su juicio, «el castrismo siempre ha funcionado como una secta religiosa intolerante y fanática, gusta de la épica y necesita una figura que trascienda en el tiempo» y pueda ser usada cuando sea necesaria.

Aunque retirado oficialmente del poder desde 2006 , cuando cedió a su hermano Raúl las riendas del país, Fidel Castro sigue siendo la gran referencia del sistema político cubano. Desde un segundo plano, su sombra sigue proyectándose sobre la actual cúpula, como demostró cuando, tras la histórica visita a la isla del presidente de EE.UU., Barack Obama , puntualizó en un artículo en Granma, el diario del Partido Comunista de Cuba (PCC): «No necesitamos que el imperio nos regale nada» .

Pocas semanas después compareció con camisa de cuadros y chaqueta de chándal ante los delegados del VII Congreso del partido único del país, para defender, en un discurso con sabor a despedida , su adhesión al comunismo y asegurar al mundo que «el pueblo cubano vencerá».

En aquella intervención en la clasura del cónclave del partido único, hasta hoy su última aparición en público, precisamente señaló: «Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar . Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos».

La apelación a su persona apuntala la nula voluntad de los dirigentes de emprender una apertura democrática , como mostró su sucesor en el propio Congreso del PCC al reafirmar el «carácter irrevocable del sistema político y social refrendado en la actual Constitución».

Según el presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, Francisco José Hernández , Fidel Castro es, más que un obstáculo para la democratización, «el pretexto que utilizan Raúl Castro y los demás miembros de la cúpula para mantener la situación exactamente como está y no realizar reformas sustantivas» que pongan en riesgo la continuidad del régimen. A su juicio, en esa elite gobernante «son tan radicales en contra de cualquier flexibilización o reforma como Fidel Castro», al que utilizan como «el coco» ante los cubanos.

El presidente del país y primer secretario del partido avanzó en la clausura que ese congreso sería «el último dirigido por la generación histórica , la cual entregará a los pinos nuevos las banderas de la Revolución y el Socialismo», en un proceso de «tránsito paulatino y ordenado» a lo largo de un quinquenio.

Estos mensajes, ahora reforzados por las celebraciones del 90 cumpleaños de Fidel Castro, ahogan las expectativas de democratización que pudiera haber hecho albergar el proceso de deshielo diplomático entre Cuba y su tradicional enemigo del norte, los Estados Unidos.

Según Pedro Corzo, «las supuestas medidas económicas de apertura no se han producido, los derechos humanos siguen siendo conculcados y la desesperanza de la población se ha acentuado tanto que la inmigración (a EE.UU.) es muy superior a la de los últimos años».

El pasado 20 de julio, el opositor Guillermo «Coco» Fariñas se declaró de nuevo en huelga de hambre para reclamar al régimen el cese de las agresiones a los disidentes , después de que él mismo recibiera una paliza cuando protestaba junto con otros activistas contra el arresto de un miembro de la organización que encabeza, Fantu. Otros opositores se sumaron al ayuno voluntario, aunque la buena parte de ellos lo abandonaron esta misma semana ante el riesgo para sus vidas. Fariñas, premio Sajarov 2010 a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo, ha llevado a cabo ya más de veinte huelgas de hambre.

Entre tanto, el número de encarcelados por motivos políticos sigue en aumento. Si el pasado marzo, después de que Raúl Castro cuestionara la existencia de presos políticos, la Fundación Nacional Cubano Americana proporcionó 47 nombres de disidentes en prisión, en la actualidad el número de integrantes de esa lista se ha duplicado y ya son más de 90 , asegura a ABC el presidente de la organización, que además denuncia las «condiciones infrahumanas» en que se hallan.

Según Francisco José Hernández, «las expectativas de cambio tras el acercamiento a EE.UU. y la visita de Obama ya se han disipado completamente y el pueblo cubano comprende que no tiene ninguna posibilidad de mejorar su futuro en la isla», señala. Por eso, agrega, ha habido desde 2014 «se ha cuadruplicado el número de cubanos que han escapado de Cuba y han tratado de entrar en EE.UU.»