La crisis existencial de la Unión Europea, a debate en ABC

En cambio, a falta de medio año para las elecciones a la Eurocámara -los partidos xenófobos Frente Nacional (Francia) y el UKIP (Reino Unido) ganaron en las últimas-, el Eurobarómetro de ocutre pasado registró los mayores niveles de europeísmo en décadas y, no solo eso, la propia UE, a falta de un «nacionalismo europeo» al que apelar, recurre a la figura de Trump y a las negociaciones del Brexit para combatir la creciente baja participación en los comicios.

«Hasta ahora muy pocos han votado en las elecciones europeas. La gente veía Europa como hecho muy lejano. Pero no existe solo lo tuyo porque ahora todo está condicionado por los demás», reflexiona sobre las próximas elecciones europeas Giuseppe Tringali , vicepresidente del Consejo Asesor Internacional IE Business School, que modera el ciclo TopView Europa sobre la situación de la Unión Europea. La primera mesa redonda tuvo lugar el pasado lunes en la Casa de ABC con reputados analistas como Íñigo Méndez de Vigo (diputado del Congreso, exministro de Educación, Cultura y Deporte y portavoz del Gobierno entre 2016 y 2018), Richard Weissend (presidente ejecutivo de Heineken España), Stefano Sannino (Embajador de Italia en España) y Miguel Ferre (secretario de Estado de Hacienda desde 2011 hasta 2016 y Senior Advisor de la consultora EY).

«Europa podría ser la solución en temas como la inmigración . Si no existiera Italia, Grecia o España tendrían que afrontar la crisis ellos solos. Si Europa no existiera, nuestra vida sería peor», expresó Méndez de Vigo, eurodiputado durante 20 años, que apeló a la necesidad de más U en un debate que empezó con el balance de 60 años desde los Tratados de Roma que cambiaron la concepción de Europa.

A nivel europeo, el 62% de los encuestados en el último Eurobarómetro consideraba que la pertenencia a la UE es algo positivo, el porcentaje más alto desde la caída del muro de Berlín. «La UE es la victoria de la democracia y los Derechos Humanos sobre el bloque de la Europa sometida al totalitarismo soviético. Estos 60 años han sido extraordinarios para todos los europeos», agregó Méndez de Vigo. Sin embargo, el desconocimiento de la población en parte por la falta de discurso europeísta en las agendas de los principales partidos políticos y el eterno debate sobre el «déficit democrático» del proyecto europeo, han desalentado a los españoles a votar, en línea similar a otros países de Europa Occidental. Como remarcó en su visita a Madrid hace dos semanas el director de comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch, en Europa Occidental en los últimos 15 años el voto está en torno al 50%, ¿es mucho, es poco?», respondió a ABC,a ntes de remarcar que en los países del Este «el porcentaje rondó el 30 por ciento», con casos extremos como el de República Checa donde en 2014 solo dos de cada diez electores acudieron a votar.

«Es hora de establecer una historia ilusionante sobre la UE. En las próximas elecciones europeas deberíamos tener una tasa de participación más elevada. Si no lo conseguimos, vamos a tener un problema importante. El mundo está cambiando, pero la gran diferencia es que hoy lo hace a gran velocidad. Para las empresas lo más importante es el crecimiento económico: cuanto más crezca Europa más problemas se arreglan. Las empresas internacionales siempre buscamos aunar fuerzas», consideró Weissend.

En España, cerca de siete de cada diez personas cree que pertenecer a la UE es bueno para España, cuatro puntos más que hace medio año, aunque solo un 26% de los encuestados conoce la fecha de las elecciones, el mismo porcentaje de hace medio año.

A la pregunta de Tringali sobre la necesidad de una conciencia europea que suceda a los sentimientos nacionales, Ferre pidió ser realista, impulsar más iniciativas como el Erasmus y profundizar en esa dirección, pero «no dejarse llevar por utopías irrealizables que solo generan frustración». El ex secretario de Estado de Hacienda, que incidió en que «Europa no resuelve los problemas como si fuera un gobierno propio», sino que depende de los estados, no ve en la opinión pública de un país tan eurófilo como España un compromiso emocional sobre el proyecto europeo. Y aquí se como un proyecto tan lejano como útil.

En las próximas elecciones europeas, los tradicionales bloques de centroizquierda y centroderecha caerán por primera vez por debajo del 50%, según apuntan las primeras estimaciones, que adelantan una subida de los liberales de ALDE , con la alianza de Ciudadanos y La República en Marcha , y de los euroescépticos al calor dal empuje de la Liga y el Frente Nacional . «La opinión pública le ha dicho a socialdemócratas y populares europeos que lo han hecho mal. Hay una responsabilidad colectiva entre los deudores y acreedores, hay que buscar un equilibrio. No quiero identificar a un país u otro. Cuando tienes un peso muy grande también tienes responsabilidades muy grandes. Si no encuentras un punto de equilibrio, los que tienen más peso decidirán sobre los que cuentan menos y eso genera un distanciamiento entre los ciudadanos de esos países y la UE», señaló el embajador de Italia en España, que insta a la opinión pública a debatir más sobre lo que no ha funcionado bien. «La crisis de los partidos tradicionales debe mucho a cómo se ha gestionado la crisis económica. La percepción de las políticas que se han desarrollado en Europa en estos temas se han percibido más políticas de algunos y no de todos. El sentido de propiedad de todos sobre el proceso europeo es un sentimiento muy limitado», agregó.

Precisamente, Italia, en plena batalla presupuestaria con Bruselas, representa el caso más preocupante para la integración europea. Por primera vez dos partidos abiertamente euroescépticos, Movimiento 5 Estrellas y Liga, gobiernan un país signatario del Tratado de Roma. Y no se trató de un triunfo aislado. De liderar el europeísmo hace varios lustros, los italianos ahora son los que menos creen (un 43%) que su país haya sacado provecho de ser miembro de la UE, el dato más bajo de todo el Europa. A juicio del diplomático napolitano, la crisis económica ha estado marcada por el rigor presupuestario y muy poco por el crecimiento de la economía real. «En el tema migratorio, Italia -lo digo como italiano- como también España, Grecia y Malta han estado al frente problema; y con las reglas que hemos tenido hasta ahora es muy complicado. Todo el flujo se queda en los países de acogida. No hemos desarrollado unas políticas a nivel europeo para repartir mejor el peso entre todos los países europeos, y esto ha generado reacciones en el día a día», concluyeó Sannino. ¿Mejor unidos o cada país por separado? Méndez de Vigo lo tiene claro: «El mundo ha cambiado de verdad y va a haber unas reglas nuevas y tenemos que saber quién las va a poner. La UE tiene capacidad para hacerlas, pero por separado vamos listos».