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La asociación británica de banca teme que los gigantes foráneos dejen ya la City

El Brexit duro provocará que las grandes multinacionales se lleven sus cúpulas de Londres en el arranque del próximo año

Luis Ventoso

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La aventura del Brexit duro de Theresa May comienza a traducirse en hechos económicos. La libra ya ha sufrido una dramática devaluación y vale un 17% que antes del referéndum, pero además parece que van a comenzar ya las deslocalizaciones del Reino Unido a otros países de la UE . El responsable de la Asociación Británica de Banqueros, Anthony Browne, asegura que las entidades pequeñas comenzarán a llevarse sus cúpulas a otros países antes de Navidades y los gigantes multinacionales lo harán en los tres primeros meses del próximo año. May ha anunciado que activará el Artículo 50 que inicia la salida de la UE antes de finales de febrero.

La City de Londres , la cabeza rectora del distrito financiero, ya ha dicho que el Brexit duro podría costarle 65.000 empleos a la industria de servicios financieros londinense, que es de largo la primera industria del país y el mayor sector exportador. La Milla Cuadrada, como se denomina también a la City, genera 454.000 empleos directos . Londres como conjunto supone el 22% del PIB del Reino Unido.

En declaraciones al dominical The Observer, Browne , el líder de los banqueros, explica que «delegaciones de Francfort , París, Dublín y Madrid están llegando al Reino Unido para tratar de atraer a los banqueros». Cree que el éxodo será inmediato: «Tienen las manos ya temblando sobre el botón de las deslocalizaciones. Los más pequeños planean comenzar antes de Navidad y los más grandes, en el primer trimestre del año». A su juicio, «el debate público y político nos está llevando en la dirección equivocada».

Frente a sus voces de alarma, fuentes próximas a David Davis , el duro del Brexit que ocupa el nuevo Ministerio para la Salida de la UE , replican que se buscará un acuerdo de equivalencia con la UE, para que los bancos británicos puedan seguir operando en el resto de Europa y viceversa. Browne cree que un acuerdo así no cubrirá todos los servicios financieros y de seguros que hoy vende la City en el continente. Además, los líderes europeos están muy molestos con la actitud del Gobierno de May, según quedó patente en la gélida acogida que le dedicaron en la cumbre de la UE de la pasada semana. Hollande ha dijo que la negociación será dura y que el Reino Unido «tendrá que pagar un precio» .

Las amenazas de deslocalizaciones en la City no son nada nuevo. City y Morgan Stanley ya dijeron el mes pasado que estudian llevarse a sus cúpulas a otras plazas. Goldman Sachs se suma a ellos y anuncia que trasladará a 2.000 empleados si se consuma el Brexit duro. Hay que tener presente que suele tratarse de personal muy bien pagado, importante para mantener el movimiento económico de Londres.

No son solo los bancos. La marca japonesa Nissan , que fabrica en su enorme planta de Sunderland un tercio de todos los coches que se construyen en el Reino Unido, ha exigido al Gobierno de May compensaciones por las pérdidas que le ocasionaría el Brexit duro. Amenazan con trasladar producción a otros países. Los fabricantes extranjeros mantienen 814.000 empleos en el país. Paradójicamente, en el programa de May figura la promesa de relanzar la industria manufacturera, pero esa pretensión choca de bruces con las trabas que le crea su Brexit agresivo.

Los bancos y aseguradoras de la City pueden vender sus productos y servicios en otros países de la UE sin tener presencia física en ellos gracias a que gozan del llamado «pasaporte europeo», que les da acceso al mercado único. Según los tratados europeos, los países que disfrutan de esa libre zona aduanera deben respetar también otras cuatro libertades, las de la circulación abierta de bienes, servicios, capital y personas. El quid del debate es el último punto. May ha dicho que quiere controlar y poner coto a la libre circulación de comunitarios , algo que estima irrenunciable, pero ese empecinamiento en el tema de la inmigración la coloca fuera del mercado único. Los otros países europeos le han dicho ya tajantemente que si pone trabas a los ciudadanos comunitarios no podrá en modo alguno seguir accediendo sin aranceles a la zona libre de aduanas.

Muro en el Canal

Con una metáfora clara, Anthony Browne, el líder de los banqueros, acusa al Gobierno inglés de «construir un muro en el Canal».

El problema de la City ha abierto también una brecha en el seno del Gobierno. El ministro de Economía, el moderado Philip Hammond , que hizo una fuerte campaña a favor de la permanencia en la UE, quiere salvar a toda costa el pasaporte europeo de la City, flexibilizando el control de la inmigración que se anuncia. Esa postura pragmática le ha ganado críticas encendidas de los ministros más brexiters, como David Davies y Liam Fox. Por ahora, May parece entregada al ala eurófoba de su gabinete . Por ejemplo, Hammond está fuera de sus reuniones diarias de planificación, mientras que Cameron despachaba cada mañana con el anterior ministro de Economía, George Osborne.

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