Aquino III devuelve la esperanza a Filipinas
La victoria electoral del hijo de la ex presidenta “Cory” y del líder opositor asesinado durante la dictadura de Ferdinand Marcos desata una ola de optimismo contra la corrupción y la pobreza
Con la promesa de acabar con la corrupción y arropado por su apellido, Benigno Aquino III ha obtenido el 40 por ciento de los votos en las elecciones celebradas el lunes en Filipinas. Gracias a esta victoria seguirá la senda política de su familia , ... el poderoso clan Cojuangco que controla el negocio azucarero del país.
Su padre, el líder opositor Benigno Aquino Junior, fue asesinado en 1983 en el aeropuerto de Manila cuando regresaba del exilio para enfrentarse al dictador Ferdinand Marcos. Su madre, Corazón Aquino, alcanzó la Presidencia tras liderar en 1986 la revuelta del “poder popular” que trajo la democracia a Filipinas.
Debido a la conmoción social que causó la muerte por cáncer de “Cory” el año pasado, “Noynoy” Aquino, como es conocido este abogado soltero de 50 años, decidió presentarse como candidato. De inmediato, se convirtió en el favorito por delante del promotor inmobiliario Manny Villar, salpicado por varios escándalos que han mermado su imagen, y el actor Joseph Estrada, quien ya obtuvo la Presidencia gracias a sus papeles en el cine como defensor de los pobres pero fue depuesto en 2001 y condenado por corrupción.
En Filipinas, donde un puñado de familias de terratenientes se reparten el poder como si fuera una hacienda, las elecciones son un circo en el que tienen cabida todo tipo de esperpénticos personajes. Entre ellos destacan el boxeador Manny Pacquiao o Imelda Marcos, la primera dama de la dictadura que coleccionaba zapatos mientras su marido saqueaba miles de millones de dólares de las arcas del Estado y que ha conseguido un escaño en el Congreso.
“No sólo no robaré, sino que además perseguiré a los corruptos”, ha asegurado Benigno Aquino III nada más conocer su triunfo electoral. Una extraña e inquietante promesa que pone de relieve la degradación moral y social que sufre este archipiélago de más de 7.000 islas y donde un tercio de sus 90 millones de habitantes vive con un dólar al día.
El futuro presidente de Filipinas, que ha trabajado para grandes multinacionales como Nike y ha sido diputado y senador, tiene ante sí el reto de reducir el enorme déficit público, que ascenderá este año a 300.000 millones de pesos (5.265 millones de euros), y limitar las graves diferencias sociales, así como luchar contra los rebeldes musulmanes vinculados a Al Qaida en las violentas provincias del sur. Además, Aquino III, tiroteado en un golpe de Estado contra su madre en 1987, investigará si la presidenta saliente, Gloria Macapagal Arroyo, amañó las elecciones de 2004.
Aunque su elección ha desatado una ola de optimismo entre los pobres, está por ver el margen de maniobra que le dejarán los grandes oligarcas que controlan Filipinas.
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