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Alberto Fernández tiende puentes en el discurso de su toma de posesión en Argentina

El nuevo presidente quiso marcar distancias con la etapa «kirchnerista», pese a contar con Cristina Fernández como vicepresidenta

Alberto Fernández y la viuda de Kirchner saludan tras la ceremonia de investidura EFE

Carmen de Carlos

Quería establecer con claridad y desde el minuto uno, las diferencias con Cristina Fernández . No debió ser fácil pero el resultado, al menos en su discurso de investidura, fue el deseado. Alberto Fernández se presentó como el presidente de la «unidad ... sin rencor», como un jefe de Estado dispuesto a «levantar Argentina» y a «pagar la deuda» pero no a cualquier precio. El sucesor de Mauricio Macri puso sobre la mesa las «cifras y datos contundentes» (en negativo) de su antecesor, convocó a empresarios y sindicatos y declaró la guerra al actual Poder Judicial. «Nunca más una justicia contaminada», clamó. En simultáneo, pidió condenas, para los corruptos (o corruptas), anunció la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), el tijeretazo de publicidad oficial a los medios de comunicación, un Plan integral contra el hambre, créditos estatales, ayudas para los marginales y un nuevo presupuesto una vez que logre (si logra) un acuerdo que evite hacer oficial el virtual default (cesación de pagos) en el que se encuentra el país.

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