Arias Cañete vs. eurodiputadas feministas y nórdicas: su prueba más dura para ser comisario

Ella misma, ya descabezada por Pedro Sánchez como portavoz «lideresa» de su partido en Bruselas a merced de su «sustituta» Iratxe García, ha considerado que el exministro español tiene una ardua tarea al encarar el remolino que se avecina tras la intervención que tachó en su día de «machista». Avisa ya Valenciano: «Va a tener muchos problemas con sus intereses más directos».

¿En qué consiste ese examen o criba para el exministro? El que fuera responsable de la cartera de Agricultura con el presidente Aznar y después con Rajoy debe someterse a tres horas de preguntas que versarán sobre asuntos referentes al medio ambiente, la industria, la energía y también sobre la acción del clima sobre el planeta Tierra. A la postre, el titular madrileño se sentará de 18.00 a 21.00 horas de esa jornada del miércoles y como si fuese un estudiante de la prueba de acceso a la universidad, tendrá que demostrar que cumple los requisitos pertinentes para ejercer su nuevo quehacer. También deberá verificar que reúne las condiciones necesarias para hacer frente a los retos hogaños y los que se le vienen encima. Y no son pocos.

Un tribunal formado por las comisiones de Medio Ambiente, Industria y Energía del Parlamento Europeo, las dos competentes para la cartera que se le ha asignado, es el que dirigirá a Arias Cañete los interrogantes. En realidad, no se trata de un examen ni una oposición al uso. Se trata de una audición pública, que será retransmitida en directo por el canal del Parlamento Europeo y que los «estudiantes» pueden iniciar incluso con una declaración propia, antes de pasar al interrogatorio de los eurodiputados. En dicha comparecencia, hay una serie de preguntas comunes hechas públicas y que conocen de antemano los comisarios y vicepresidentes designados -que puedes leer aquí en inglés - en las que interpelarán al exministro español, entre otros temas, acerca de cómo piensa mantener su independencia y cómo va a cumplir sus funciones en su renovado desempeño. Esta parte del cuestionario, en principio la más fácilmente sorteable, se responde por escrito. Entre las cuestiones que Arias Cañete ya llevará preparadas a sabiendas se encuentran, entre otras, cómo va a contribuir él a la estratégica agenda de la Comisión Europea, cuál es su motivación dentro de su área para promover el interés general europeo, cómo puede garantizar que su pasado y sus futuras actividades no van a entrar en colisión con el quehacer que va a ejercer, cuáles son las prioridades que va a atender como responsable en el campo de la acción climática y la energía y qué calendario prevé para conseguir esos propósitos... Incluso, el exministro contestará a qué medidas piensa tomar para asegurar que las consultas ciudadanas se resuelvan en todas las lenguas oficiales de la Unión Europea (UE) a fin de que se cumpla la legislación apta.

A continuación y ya en «vista» pública ante los representantes de las comisiones citadas, a la sazón su tribunal de oposición, le formularán cuantas preguntas consideren, de temática abierta y más libre, siempre que los diputados encuentren una relación con las funciones que ejercerá.

Como es sabido, la designación de los miembros de la Comisión depende de cada Gobierno y de sus equilibrios internos, y todos ellos deben pasar este examen de la comisión parlamentaria correspondiente. Los eurodiputados no pueden vetar a comisarios de modo individual; el Pleno tiene que votar obligatoriamente y respaldar (o no) al equipo en su conjunto. Para preservar ese voto, la Conferencia de Presidentes (de los grupos políticos) hace una evaluación por separado de cada eurodiputado. Si la evaluación de algún comisario es muy mala, el presidente de la Comisión (el luxemburgués Juncker) tiene que considerar si quiere correr el riesgo de mantenerlo de todos modos, para lanzar un órdago al pleno, o prefiere contentar a los diputados y garantizarse un apoyo más claro a todo su equipo. La posibilidad de que el Parlamento tumbe a la comisión completa es remota, pero existe.Las audiencias a los 27 nuevos comisarios se desarrollan entre el 29 de septiembre y el 7 de octubre. Los socialistas europeos han puesto en su punto de mira al exministro madrileño, pero también tildan de «problemáticos» al británico Jonathan Hill, a la eslovena Alenka Bratusek y al húngaro Tibor Navracsics. Como informó ABC, Arias Cañete no es el eslabón más débil, sino que se cargarán las tintas de manera profusa contra el húngaro propuesto como comisario de Educación y Juventud, que fue uno de los colaboradores más significados del primer ministro de Hungría Viktor Orban y a quien el flanco izquierdo le tiene ganas.

Esta vez, Juncker ha hecho visibles sus entrevistas con los candidatos, de manera que fulminar a uno también le debilitaría políticamente. Pero si en la conferencia de presidentes de los grupos (programada para a partir del 9 de octubre) se ve que hay un comisario o candidato «cadáver», entonces empiezan las negociaciones, que pueden incluir «matar» a otro de otro partido o cambiar a algún dirigente de cartera. Solo después se va al voto en el pleno, en el que se determinará qué delegaciones nacionales han votado «sí» o «no», a pesar de que el grupo haya optado por lo contrario.

Las quinielas pasan por saber si el Colegio de Comisarios tiene más o menos apoyos que los que tuvo Juncker cuando fue ratificado como presidente de la Comisión. Si alguno de los examinados no supera con éxito su comparecencia europarlamentaria o si se realizan cambios de cartera, la Eurocámara programará nuevas sesiones de control. Hay un interés especial en que todos estos pasos transcurran según el calendario estipulado, para que la nueva Comisión pueda entrar en funciones el 1 de noviembre, porque hay necesidad de poner en marcha la maquinaria para no dejar que decaiga la recuperación. Está previsto que el 22 de octubre se vote y el 1 de noviembre comience la andadura del nuevo gabinete de trabajo en Bruselas.

En las anteriores dos legislaturas, se produjeron dos sonoros «cates» a comisarios que no pasaron el escrutinio: la Eurocámara rechazó en 2004 al italiano Rocco Buttiglione y en 2010 a la búlgara Rumiana Jeleva. Entonces, su país de procedencia optó por retirarlo y presentar una alternativa para evitar la caída de toda la Comisión, una postura que en lo que atañe a la figura de Arias Cañete se encontraría en las antípodas de la voluntad primigenia de La Moncloa.

Y en este caso, ¿cuál es el mal trago para el exministro? Pesa sobre Arias Cañete un tímido lastre del que los socialistas trataron en su día de sacar rédito (sin gran resultado en vista de la debacle electoral de los comicios europeos del pasado 25 de mayo). Y volverán a intentarlo nuevamente ahora frente a los examinadores. Arias Cañete será escrutado con microscopio, monitorizado a raíz de aquella aseveración más o menos airada en su debate de confrontación por la candidatura europea con Valenciano. Además, le estallarán en la mesa otras bombas antepasadas, e igual de controvertidas, como la que verbalizó en el año 2000 y que decía algo así como «el regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado, que le pueden perder a uno».

Habiéndose desprendido el comisario en pruebas de las acciones que tenía en las empresas de almacenamiento de combustible Ducor y Petrologis, este interés petrolífero ya no estará en tela de juicio y el encono provendrá previsiblemente de las eurodiputadas de los países nórdicos, situadas en el ala más feminista. Hasta el diario francés «Le Monde» publica las dificultades de la audiencia para el español para vérselas con este sector de parlamentarias. Juncker confió en que «en cuanto Arias (por Arias Cañete) empiece a hablar (en las audiciones), se darán cuenta de que no es la persona que se imaginan». Los socialistas, impulsados por la delegación española, han adelantado que serán muy exigentes con el exministro de Agricultura. Él mismo contribuirá a despejar incógnitas.