Los eurodiputados buscan una «víctima» en el equipo de Juncker
Arias Cañete no es ni de lejos el eslabón más débil de la nueva Comisión Europea
enrique serbeto
La formación de una nueva Comisión Europea es un proceso lleno de trampas. El ex ministro español de Agricultura, Miguel Arias Cañete, no es ni de lejos el punto más débil del equipo que ha diseñado el luxemburgués Jean-Claude Juncker para ser el ejecutivo ... comunitario de los próximos 5 años. El proceso de audiciones en el Parlamento Europeo es sin duda el más complejo que tienen que abordar los aspirantes, que no saben quién puede ser la víctima de las intrigas políticas de los eurodiputados.
La elección de Juncker como presidente de la Comisión ha sido el fruto de un pacto de legislatura entre populares, socialistas y liberales, que se habían comprometido a respetar por primera vez el resultado electoral. Pero la designación de los miembros de la Comisión dependen de cada Gobierno y de sus equilibrios internos, y todos ellos deben pasar el examen de la comisión parlamentaria correspondiente. Sin embargo, los eurodiputados solo pueden votar al conjunto de la Comisión. Un retraso en el trámite, previsto para el pleno de octubre, retrasaría la entrada en funciones de la nueva Comisión el 1 de noviembre, lo que su vez tendría consecuencias en el calendario de gestión del nuevo equipo y de los planes para la recuperación económica que está preparando Juncker.
Arias Cañete está en la lista de quienes van a ser escrutados con microscopio, por sus desafortunadas palabras sobre el debate con la candidata socialista Elena Valenciano, más que por su participación en empresas petroleras, cuya venta ha anunciado. Juncker ha asegurado que, «en cuanto Arias empiece a hablar (en las audiciones), se darán cuenta de que no es la persona que se imaginan», pero los verdes y la izquierda le están esperando para intentar ponerle en dificultades a la hora de definir sus competencias para el cargo de comisario de Energía y Cambio Climático. Sin embargo, según fuentes socialistas, el verdadero objetivo del segundo grupo de la Cámara no es Cañete, sino el húngaro Tibor Navracsics, propuesto como comisario de Educación y Juventud, que fue uno de los colaboradores más significados del primer ministro Viktor Orban , a quien la izquierda le tiene muchas ganas. A Navracsics se le reprocha haber sido el ministro de Justicia que ha consolidado los reflejos autoritarios de Orban.
Entre el KGB y Colin Powell
Sin embargo, los diputados más relevantes de la bancada popular han advertido que no dejarán que se ataque impunemente a Orban (tentado cada vez más de dejar el grupo) y afirman que, en tal caso, exigirían la cabeza de un socialista. En este campo, hay dos eslabones débiles: la rumana Corina Cretu, que es acusada a un mismo tiempo de haber sido agente del KGB soviético poco antes de la desintegración del régimen comunista rumano, y de intentar seducir al secretario norteamericano de Estado, Colin Powell, a quien le envió correos electrónicos con propuestas «casi indecentes». También está en el punto de mira el maltés Karmenu Vella, nominado como comisario de Medio Ambiente, que habría afirmado en twitter (aunque luego denunció esa cuenta como falsa) que la gestión económica no debería ser entorpecida por los criterios medioambientales.
Aunque el verdadero torpedo contra la nueva Comisión podría ser el ataque de los populares a la eslovena Alenka Bratusek, la ex primera ministra que se nominó a si misma como candidata a la comisaria europea justo antes de dejar el puesto este verano. Su sucesor al frente del Gobierno de Eslovenia, Miro Cerar, ya ha llamado a Juncker para decirle que Bratusek no cuenta con su apoyo y que su intención sería presentar a otro candidato de su confianza. Pero la eslovena (que milita en un partido del grupo socialista) está ya en la lista definitiva de la nueva Comisión y no en cualquier puesto, sino en una de las vicepresidencias, nada menos que la que supervisa las funciones de Cañete en el campo de la Energía.
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