Nicolas Sarkozy vuelve a la primera línea política y peleará por liderar la UMP

Sarkozy desveló su «candidatura» a la presidencia de su propio partido, caído de hinojos en una grave crisis de identidad política y económica y lo hizo eludiendo citar a ninguno de sus rivales conocidos en el seno de la formación. El expresidente presupone que todos sus rivales y enemigos conservadores deberán rendirse en el campo del honor.

Además de su regreso, el expresidente prometió a continuación unas reformas de fondo que sugieren varios proyectos muy ambiciosos: «refundar» el centro derecha, cambiar el nombre de su partido (refundado), lanzar una «gran campaña» de «unión» de todas las familias del centro y la derecha.

La «refundación» del centro derecha, con «apertura» hacia el centro, solo es el primer objetivo de una campaña mucho más ambiciosa, claro está. Lo que se avecina es el lanzamiento de un «gran proyecto» político para Francia. Nadie esperaba menos. Tras la batalla de la reconquista de su propio partido, Sarkozy lanzará la larga marcha de su operación «reconquista» del Elíseo.

Sarkozy afirma en su comunicado que «necesitamos reinventarlo todo». En términos prácticos, esa «reinvención» es una manera de hacer tabla rasa para comenzar con otro equipo una carrera maratón que debiera culminar con las elecciones presidenciales del mes de mayo de 2017. Si un largo rosario de obstáculos no lo impiden.

Primer obstáculo. Sarkozy tiene muchos enemigos y rivales entre las distintas familias del centro y la derecha. El esposo de Carla Bruni espera «barrerlos» a todos. Pero esos rivales, Alain Juppé, ex primer ministro de Jacques Chirac, o François Fillon, ex primer ministro de Sarkozy, estaban hasta ayer mismo dispuestos a «plantar cara» a Sarkozy. Se trata de duelos que pueden derramar mucha sangre política. Segundo obstáculo. Media docena de jueces tienen abierta la instrucción de otros tantos escándalos inflamables. Sarkozy se considera víctima de la «saña y persecución de los jueces de izquierda».