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ABC Cultural

La verdad tras el Cid (I)

Desvelan las grandes mentiras sobre el Cid Campeador que hemos creído durante 800 años

En su nueva obra, el doctor en historia David Porrinas separa la realidad de la ficción y analiza a Rodrigo Díaz de Vivar como lo que era: un genio de la táctica militar y un «señor de moros»

Representación de la Jura de Santa Gadea Vídeo: El manuscrito del 'Cantar del Mío Cid' es una referencia en la literatura española
Manuel P. Villatoro

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«En Santa Gadea de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman la jura a Alfonso por la muerte de su hermano. Se la tomaba el buen Cid , ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo y ... con unos evangelios y un crucifijo en la mano». Con estas palabras comenzaba el romance de la Jura de Santa Gadea , uno de los episodios más extendidos y míticos sobre el Cid Campeador. El pasaje es, todavía hoy, poderoso, pues nos dibuja como un Rodrigo Díaz afligido por el asesinato de su señor ( Sancho II de Castilla ) obliga al nuevo monarca, Alfonso VI , a asegurar ante Dios que no ha tenido nada que ver en el homicidio. Según el « Cantar del mio Cid » aquello le costó el primero de sus dos exilios. «Las palabras son tan fuertes que al buen rey ponen espanto: “Villanos te maten, rey, villanos que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos”».

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