La luna de miel de Almeida y Teresa Urquijo: diez días y dos destinos asiáticos

La cita será a las 12 horas en la iglesia San Francisco de Borja del barrio de Salamanca y el convite posterior se emplazará en la finca El Canto de la Cruz (Colmenar Viejo), que es propiedad de la familia de Teresa. La comida correrá a cargo del grupo de restauración Lhardy y, aunque se desconoce el detalle de los platos, se sabe que el menú asciende a 175 euros (IVA aparte) por persona.

El vestido, como no puede ser de otra manera, será otro de los grandes protagonistas del día. Se sabe que la novia, con la que Almeida lleva año y medio de relación, ha elegido pasar por el altar con el mismo traje que llevaron en su día su madre y su abuela. El modelo en cuestión ha sido retocado por un prestigioso taller de Madrid y será el broche perfecto para una cita cuyos protagonistas han destacado por su discreción y tradicionalidad. Su luna de miel, sin embargo, será un tanto más atrevida.

Y es que según ha trascendido los recién casados se marcharán de luna de miel. No será muy larga como hacen algunos, sino que se prevé que se marchen diez días, algo que le irá bien al alcalde, que con la temporada electoral que viene (en País Vasco, Cataluña y Parlamento Europeo) seguro que tiene la agenda apretada para los próximas semanas.

Los novios han elegido para tan especial viaje un pack con dos destinos: primeramente estarán en las paradisíacas islas Maldivas, hospedándose en uno de los lujosos resorts con bungalows construidos sobre el agua en los que básicamente se va en busca del relax, descanso y desconexión y, a la vez, a disfrutar de las aguas cristalinas, el buceo. Se trata, sin duda, de un plan muy deseado para novios por su exclusividad.

De allí volarán a otro país asiático para una segunda parte, algo más exótica. Y es que según han explicado algunos medios, el matrimonio acabará su luna de miel en Bután, un destino muy espiritual y exclusivo. Ubicado entre la China y la zona del Himalaya, el país es pequeño y recibe a muy pocos turistas, en parte por las restricciones que impone. Monasterios y templos budistas o un baño de piedras calientes o rutas por sus espectaculares montañas son los planes más habituales entre los que viajan a este país.