Alexandra Jiménez: «En las redes sociales todos opinan y nadie escucha, por eso no tengo»
La actriz, que estrena la comedia familiar 'Sin cobertura' y protagoniza 'Los Muértimer', nos habla de la maternidad y de cómo influye que su pareja sea también actor
'Sin cobertura', la comedia española contra el drama de los móviles en las familias
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Iniciar sesiónCansada de sentirse olvidada por su familia, más pendiente del móvil que de ella, una niña pide un deseo a una pitonisa: que desaparezcan esos infernales aparatos. Pero la petición conlleva una penitencia: viajar a la Edad Media para vivir sin tecnología alguna. Es la ... premisa de 'Sin cobertura', recién estrenada. «Es una mezcla de humor y fantasía, de aventuras como las del cine que veíamos cuando éramos pequeños», explica su protagonista, Alexandra Jiménez, que vuelve a la comedia: «Es un género que exige un tono, un ritmo que no se puede arreglar en edición, por eso es tan complicado. Y siendo coral, te exige estar atenta a todos, porque al final se funciona como una compañía, no se trata de ti sino del equipo, las piezas deben encajar para que funcione. En un rodaje así hay que saber escuchar».
Para ella, la escucha es esencial: «Vivimos en un mundo ultra comunicado, pero estamos cada vez más aislados, más solos. La dinámica de las redes sociales es tóxica. Yo no tengo por salud mental, entre otros motivos. No me gusta esa necesidad de opinar de todo sin saber, porque para tener una opinión formada hay que informarse, reflexionar, pero no es el caso. La gente opina cada vez más y escucha cada vez menos. Hay que parar y escuchar, entender al otro, empatizar». Vamos, que si viajara en el tiempo y se quedara sin móvil no tendría problema alguno: «Lo único que me llevaría es un manual de supervivencia, porque nada de lo que tenemos ahora funcionaría, así que hay que ir a lo básico».
Ese sentido práctico se le agudizó a Alexandra cuando fue madre: «La maternidad me cambió para bien. Me hizo tomar conciencia de las cosas importantes, preocuparme de lo esencial y dejar a un lado las cosas innecesarias. Ahora solo pienso en lo esencial. Se me reorganizaron los valores, me alteró la energía interior, todo fue muy positivo».
Su hija, de cuatro años, se llama Alina, como el personaje que la actriz interpretó en 'Embarazados', una mujer que deseaba fervientemente ser madre. En su caso, el amor ha sido un bálsamo: lleva más de 20 años con Luis Rallo, desde que se conocieron durante la obra de teatro ‘Un pequeño juego sin consecuencias’, aunque siempre han conformado una pareja discreta, ajena a las revistas del corazón: «Tener un compañero que tenga tu misma profesión tiene sus ventajas. Primero, porque ese mundo es especial, muy complicado, con su intensidad y sus inseguridades; segundo, porque nos ayudamos mutuamente, nos apoyamos, nos damos distintas visiones para afrontar un personaje».
Que el hombre de su vida sea actor es una casualidad, no buscaba una pareja del gremio: «si fuera la misma persona, pero con otra profesión, le amaría igual. Uno no diseña un plan, no puedes elegir de quien te enamoras, el amor llega sea quien sea. Y llegó con un actor».
Alexandra se define como «una mujer paciente. Paciente conmigo misma, con los demás, con la vida. Sé esperar, no me precipito». Le gustaría ser «un poco menos susceptible porque enseguida me pongo a la defensiva: «Tengo como una antena que capta más de la cuenta, lo capta todo, y eso hace que me llegue mucha información, muchas sensaciones, que pueden hacer que me estalle la cabeza. Por eso no me gustan las multitudes, me saturan». No se siente «nada maniática, tampoco caprichosa, pero reconozco que soy muy romántica, pero en un sentido general, no solo en lo relacionado con lo sentimental. Me gusta tener gestos románticos con la gente que quiero, mi familia, mis amigos. A veces puede ser algo tan sencillo como decorar la casa con flores y dejar la música de Ella Fitzgerald para crear un ambiente agradable». Encuentra la paz con los suyos, alejada del ruido y centrada en las personas, y le saca de quicio el matoneo de los opinadores en las redes: «al final volvemos al mismo tema, pero es que creo que vivimos en un mundo adicto a la opinión compulsiva».
No le faltan proyectos, pero sí tiempo para recuperar una pasión que lleva un tiempo abandonada: «Me gusta la fotografía, salir a la calle y captar momentos de vida e inmortalizarlos para mí, porque no son para compartir. La fotografía me ayuda a desconectar. Hace un tiempo hice una serie dedicada a los cines abandonados o reconvertidos a otra actividad. Ahora debo pensar en otro tema, pero tengo muchas ganas de retomarlo, de salir a la calle con mi cámara». Así descubrimos que hay dos Alexandras: la que se transforma en cualquier personaje delante de un objetivo y la que es ella misma detrás de un objetivo.
Y mientras la actriz llega a las pantallas con 'Sin cobertura', uno de los mejores estrenos españoles del año, mantiene ya tres semanas en cartel 'Los Muértiner', un cóctel de terror y risas con el sello de Álex de la Iglesia, que respeta el espíritu del popular cómic francés en el que se inspira y que arrasa en el público juvenil. Este verano, Alexandra está en racha.
Diario Personal
El emoji que más usa: «Uso muchos, y todos muy ñoños. Me encantan los corazones, las caras con estrellas en los ojos, el muñeco que ríe».
Se haría una selfi con: «Soy tan tímida que no me atrevería a pedirle un selfi a nadie, mucho menos si es alguien que admiro. Me daría mucha vergüenza».
Un sacrificio por la fama: «Ninguno. Siempre he tenido claro que lo importante es ser yo misma siempre y hacer las cosas de siempre, es posible que con más gente mirándome, pero eso no va a hacer que cambie».
Un momento 'Tierra, Trágame': «Una vez le pregunté a una persona por alguien que andaba buscando y resultó que era ella. Y, claro, se suponía que la conocía. Se ve que no tanto que debiera».
Algo que no puede faltar en su día a día: «Me paso el día apagando fuegos y, al final, lo mejor es ser básica: dormir y comer, lo demás ya se irá viendo».
Un propósito que nunca cumple: «Hacer ejercicio. Pero estoy lejos de cumplirlo, ni siquiera he dado el paso de apuntarme al gimnasio».
Un lugar para perderse: «En algún pueblo encantador de la Provenza, en Francia».
Su primer beso: «Uy, mucho nerviosismo, Yo diría que fue un ensayo. Los buenos llegaron después».
Tiene miedo a: «A la falta de salud, al dolor».
Dentro de 10 años: «Me cuesta imaginarme, no me veo. Espero estar más calmada y contar con las herramientas necesarias para mantenerme calmada».
La pequeña Alexandra: «No tengo un recuerdo preciso, lo mejor sería preguntarle a mi madre. Era tímida, metida en mi mundo, jugando sola porque no era especialmente sociable. Me apabullaba la gente, lo sigue haciendo, siempre he sido de uno a uno. Mi vocación fue precoz, desde muy pequeña soñaba con hacer películas, me fascinaba ese mundo. La primera que vi en el cine fue 'La historia interminable', la revisito de vez en cuando porque me ha acompañado toda la vida».
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