Valduero eleva a la categoría de arte el concepto «a mano»

- ¿Qué hay detrás de una botella de Valduero Lantigua 1989?

- Un grandísimo vino que se hizo en su día, cargado de tiempo y ese tiempo le ha sentado extremadamente bien. Digamos que es el concepto francés de un excelente vino, de una añada singular, cuidado y mimado en nuestras cuevas excavadas en la tierra, para que el tiempo haga sobre él esas maravillas que solo el tiempo puede sobre un grandísimo vino. La base: un vino excepcional de una añada excelente, nuestro gran reserva.

- ¿Qué te propusiste a ti misma a la hora de elaborarlo?

- Lo que quiero demostrar es que en Valduero desde un principio trabajamos en la búsqueda de la excelencia, eso al final se ve en nuestros vinos. Con Lantigua89 certificamos esto, es la prueba viviente del gran potencial de guarda que tienen nuestros vinos. No pedimos un acto de fe a nuestros clientes para que ellos se encarguen de la guarda y confíen, se lo entregamos desde la bodega.

- ¿A quién va dirigido Valduero Lantigua?

- A esas personas que son amantes de las añadas antiguas, de los grandes vinos del mundo, que les gusta comprobar y disfrutar la gran evolución de una excelente añada con el paso del tiempo. Personas que consideran que esos vinos excepcionales, que nosotros hemos mimado para que lleguen hasta nuestros días, tienen el valor que la bodega les da y quieran aprovechar la oportunidad que les estamos otorgando, ya que quizá en su día no tuvieron la ocasión de adquirir esa añada y ahora se la entregamos, con cariño y dedicación.

- ¿Definirías a Valduero como una bodega artesana?

- Por supuesto. De hecho, solo somos artesanos. Creemos en las manos y la mente del ser humano para realizar las cosas más exquisitas, más excelentes, y eso es insustituible por máquina alguna. Apostamos desde los inicios por un contacto directo, mental y manual con nuestras uvas y nuestros vinos, haciendo uso únicamente de la artesanía más pura.

- La idea de crear y luchar por la excelencia, ¿es complicada hoy en día?

- En un mundo global en el que lo que prima es el 'low cost', se necesita voluntad y fe para seguir creyendo que la excelencia del ser humano ha quedado durante milenios plasmada en sus obras. Valduero cree que cada botella debe ser una obra de arte.