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Beneficios y perjuicios de la lactancia natural y artificial

Se recomienda que el bebé se alimente mediante lactancia materna, pero algunos rechazan tomar el pecho

ALICIA MARTÍN

La lactancia materna es la forma más natural de alimentar a un bebé. Desde el momento del nacimiento se debe iniciar su alimentación a través del pecho materno, ayudando así a crear vínculos de unión con su madre.

La Asociación Española de Pediatría (AEP) informa sobre los beneficios de la lactancia materna, tanto para el bebé como para la madre. Más si se produce durante el puerperio, el tiempo que necesita el cuerpo materno para recuperarse tras el parto:

• En el caso de la madre «favorece la recuperación del útero, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario y disminuye la incidencia de fracturas posmenopáusicas».

• Para el bebé «facilita la digestión, reduce las posibilidades de infecciones y alergias, estimula las defensas y el desarrollo neurológico y visual, y además previene de enfermedades crónicas de adulto».

En algunos casos no es imposible realizar una lactancia natural, independientemente de los motivos que lleven a ello por lo tanto se recurre a una alimentación a partir de sucedáneos de leche, a través de métodos artificiales como los biberones .

Aspectos negativos de ambas técnicas

«Los peores aspectos del biberón son los derivados de no ser lo natural , sino un sucedáneo imitativo», explica Jesús Martínez, pediatra del centro Paracuellos del Jarama y cofundador de Mamicenter .

En cuanto a la lactancia materna casi todos los aspectos negativos que se podrían encontrar afectan directamente a la madre y nunca al bebé. La estética, según este pediatra es un criterio falsamente incluído en esta lista de puntos negativos, «el pecho no se altera por la lactancia, sino por la falta de ejercicio o esos kilos de más que se resisten a irse. Un ejercicio adecuado recupera el tono muscular de pecho y tripa después de un parto», explica Jesús Martínez. Sin embargo, sí que hay que destacar que durante la lactancia se pueden presentar ciertas molestias para la madre como grietas, dolores e inflamaciones.

Por otro lado, no todo es negativo para la madre, la lactancia protege de padecer cáncer de mama, según este experto. Además, existen ciertos beneficios económicos y de seguridad alimentaria ya que el bebé está tomando lo más sano y adaptado para él.

Entre ambas opciones a la hora de empezar a criar a un recién nacido, este experto y colaborador con diferentes medios nacionales e internacionales, argumenta que la mejor opción siempre será la más natural. «La promoción de la lactancia materna debería ser obligatoria en todos los centros y maternidades».

Edad límite

En la decisión de cual es la edad más adecuada para que el niño deje de tomar el pecho no debe influir ningún agente externo a la madre y el propio bebé, puesto que será una decisión de ambos. No se puede hablar, según este pediatra, de una edad concreta a la que sea mejor o peor dejar la lactancia materna, aunque es importante que pasados los seis meses de lactancia exclusiva se comience a introducir alimentación complementaria.

En lo que respecta a los biberones, «por el tipo de succión que se practica y por el desarrollo del niño deberían de retirarse cuanto antes, sobre los 12 o 15 meses, pasando a otros medios como vasos» añade.

¿Cuántas veces se alimenta un bebé?

No hay, según la AEP, un número de veces fijado en las que el bebé deba alimentarse al día, en el caso de que tome el pecho. El niño deberá tomar alimento siempre que lo pida y además durante el tiempo que sea necesario, hasta que él mismo decida que se siente saciado. «Un niño que llora lo hace por hambre habitualmente y al pecho se calma, el estómago es pequeño y el tránsito de la leche es rápido, por lo que puede tener hambre al poco tiempo», explica Martínez.

En cambio, añaden desde la AEP, que para los menores que toman biberón «por regla general, durante las primeras dos semanas de vida el bebé puede ingerir ocho tomas de 60 cc. Entre la segunda y la octava semana, siete tomas de 90 cc. Durante el segundo y tercer mes puede disminuir a cinco tomas diarias, pero aumentando las cantidades de leche» aunque todo esto siempre de manera orientativa, dependiendo de las características del niño.

Una vez el niño ya se encuentre recibiendo alimentación sólida acabará realizando las comidas estipuladas al día: desayuno, comida, merienda y cena. «En cuanto a las cantidades, los niños no comen por ansiedad o por gula, comen lo que necesitan. Unas veces comerán más y otras menos».

Leches de bote

Si una madre no puede amamantar a su hijo, o por decisión propia prefiere alimentarle a través de una lactancia artificial, existen diferentes tipos de leche que puede utilizar. Las dos variantes que se encuentran en los mercados están clasificadas en leches de tipo 1 y de tipo 2. El tipo 1 está especialmente recomendada para los primeros meses de vida, mientras que el tipo 2 sería una vez cumplidos entre los seis y siete meses, aunque según Jesús Martínez los motivos de esta diferencia podrían ser únicamente comerciales.

«Todos los sucedáneos deben ajustarse a una norma de las agencias alimentarias europeas por lo que los componentes vitamínicos o minerales, pro y prebióticos que les dan valor añadido en nutrientes también» añade el experto.

Por otro lado, los niños que han desarrollado en sus primeros meses de vida algún tipo de alergia a los componentes de la leche, como el caso de la lactosa, cuentan con «preparados especiales hidrolizados». Es importante que el uso de estos preparados sea peviamente recomendado por un pediatra o alergólogo ya que son considerados medicamentos, por lo que no son de fácil acceso a la hora de su venta y distribucción.

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