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La forma más eficaz pero impopular para criar niños felices, según una psicóloga infantil

Es fundamental que los hijos aprendan cuáles son las emociones y que todas son igual de válidas

Una Madre Molona y Marido: «El castigo con los hijos es un acto de venganza»

Hay que acompañar a los hijos en sus enfados, rabietas o momentos de tristeza

A.M.

No hay padre o madre que al ver a su hijo llorar, frustrarse o enfadarse, intente hacer lo que sea para que supere cuanto antes esos sentimientos. «Anda, no llores que te pones muy fea», «No te pongas así que no es para tanto. Venga, vete a jugar», «Si te pones triste, yo también me pongo triste y tenemos que estar contentos», son algunas de las frases que lanzan los progenitores con el objetivo de conseguir que no sufra.

Sin embargo, es fundamental que los hijos aprendan cuáles son las emociones y que ya sea la tristeza, el enfado o la alegría, todas son igual de válidas, tal y como enseña el clásico libro 'El monstruo de colores'. Esto se traduce en una realidad que, quizás, pueda resultar chocante: la clave para criar a un niño feliz es permitirle ser infeliz.

Tal y como explica la psicóloga infantil Tovah Klein a «CNBC», se suele pensar que «la forma de educar a nuestros hijos para que sean felices es hacerles felices. Pero en realidad, los niños saben serlo». Sin embargo, la experta recuerda algo muy importante: «La alegría no es un sentimiento constante».

«A los padres -continua- les suele costar aceptar que los niños pueden estar enfadados, tristes o infelices». Es cuando, instintivamente, buscan animarlo como sea: ofreciéndoles eso que tanto les gusta, distrayéndoles con otras cosas, etc. «No hay nada malo en hacer cosas bonitas por los niños cuando no están contentos, pero no siempre se aborda el origen del malestar», dice Klein.

Los niños siempre creen que que su reacción negativa es apropiada. Y es aquí cuando la actuación de la familia es vital: necesitan aprender a abordar y gestionar esos sentimientos, algo que no sabe hacer intuitivamente.

Según los expertos, los padres pueden pedir a un niño enfadado que respire hondo e intente expresar sus sentimientos con palabras. O bien, validar sus sentimientos pero sin ceder, con frases como «Ojalá pudiéramos seguir en el parque más tiempo. Por desgracia, ya es hora de volver a casa».

«La fortaleza viene de ser capaz de tener estas emociones tan intensas, como el enfado, manejarlas y saber que 'mamá o papá siguen estando ahí conmigo, no están enfadados, no me van a dejar de lado'», dice la experta.

Lo más importante es comprender que las emociones negativas del niño siempre pasarán, salvo que se produzca algún acontecimiento traumático importante. «Van a ser felices», recuerda Klein.

Así, los niños que aprendan a gestionar eficazmente sus emociones negativas desarrollarán una mayor resiliencia en el futuro, algo vital para que se conviertan en adultos de éxito, según las más recientes investigaciones.

Sin embargo, el miedo a esos sentimientos negativos «puede provocar problemas de conducta a largo plazo», afirma Klein, porque interpretan que son sentimientos avergonzantes o malos.

Por eso, precisamente, los padres tienen que aceptar que sus hijos no pueden ser felices todo el tiempo. «Eso es lo más difícil para nosotros como padres porque somos más felices cuando nuestros hijos también lo son», concluye.

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