Así afecta el comportamiento imprevisible de los padres a la formación de circuitos cerebrales de sus hijos
Las investigaciones advierten que los menores pueden presentar déficits posteriores en el control emocional y los comportamientos
«Para criar con apego seguro debemos ser el refugio de nuestros hijos»
S. F.
Madrid
Investigadores de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos) están llevando a cabo una investigación pionera sobre el concepto de que los comportamientos imprevisibles de los padres, junto con un entorno imprevisible, como la falta de rutinas y los desastres frecuentes, interrumpen el ... desarrollo óptimo de los circuitos cerebrales emocionales en los niños, aumentando su vulnerabilidad a las enfermedades mentales y al abuso de sustancias.
En su artículo, publicado en línea en la revista 'Science' y recogido por Ep, la doctora Tallie Z. Baram, autora correspondiente y profesora distinguida de la UCI en los Departamentos de Anatomía y Neurobiología, Pediatría, Neurología y Fisiología y Biofísica; y Matthew T. Birnie, primer autor, investigador postdoctoral de la UCI, describen los principios de la formación de los circuitos cerebrales emocionales extraídos de los estudios con animales, y su impacto en el desarrollo cognitivo y la salud mental de los niños.
«Esta perspectiva parte de los principios básicos de cómo se establecen y refinan los circuitos sensoriales -auditivos y visuales- y motores del cerebro, y los aplicamos a los circuitos emocionales que rigen los comportamientos relacionados con la recompensa, el estrés y el miedo», explica.
«No son sólo las señales positivas o negativas de los padres, sino también los patrones de estos comportamientos y, sobre todo, su previsibilidad o imprevisibilidad, lo que está vinculado a resultados adversos como el escaso control emocional en la vida posterior -añade-. Estos últimos son indicadores de un mayor riesgo de padecer enfermedades mentales, trastorno de estrés postraumático y abuso de sustancias».
La formación de circuitos cerebrales sensoriales implica una fase inicial de acciones impulsadas genética y molecularmente, que incluyen la migración neuronal y el establecimiento de sinapsis. Los complejos comportamientos emocionales y cognitivos del ser humano implican muchas decisiones y acciones y también son ejecutados por circuitos cerebrales.
Estos circuitos de orden superior incluyen las interacciones de las áreas corticales prefrontales, los núcleos talámicos, el hipocampo, la amígdala y los núcleos hipotalámicos, y las regiones subcorticales del cerebro. Reciben numerosos flujos de información que promueven la actividad de las neuronas en los circuitos.
Esta actividad es necesaria para la maduración de los componentes y el perfeccionamiento de las conexiones integradoras. En los primeros años de vida, cuando estos circuitos emocionales se están desarrollando, los padres son el entorno primario próximo: Son la fuente de información que influye en la maduración del cerebro del niño.
Los estudios sobre ratones criados por madres que muestran secuencias de comportamiento imprevisibles (pero la misma cantidad total de cuidados) durante el periodo postnatal temprano muestran que los comportamientos maternos influyen en la conectividad sináptica en nodos cerebrales clave, incluidos los que contribuyen al estrés.
Las investigaciones realizadas con bebés y niños sugieren que los patrones impredecibles de comportamientos maternos se asocian con déficits posteriores en el control emocional y los comportamientos. Estos efectos persisten incluso después de corregir otras variables de los primeros años de vida, como la sensibilidad materna a las necesidades del bebé, la situación socioeconómica y los síntomas depresivos de la madre.
«Lo significativo de esta investigación es que identifica nuevos objetivos de intervención y nos ayuda a pensar en las medidas que podemos poner en marcha para apoyar mejor el desarrollo de niños mental y cognitivamente sanos -destaca Baram-. La imprevisibilidad es procesable, porque podemos aspirar a informar y educar a los padres, cuidadores y otros sobre la importancia de las señales y los entornos predecibles para la maduración del cerebro de los bebés y los niños».
MÁS INFORMACIÓN
- ¿Demasiado obediente? Lo que oculta la obediencia excesiva en los niños
- Los motivos (a evitar) por los que gritas a tus hijos
- Por qué tu bebé no quiere dormir en su cuna y otras claves del sueño infantil
- El 52% de las familias no pueden acceder a la escuela infantil por motivos económicos
- Las claves de una psicóloga para regañar a tus hijos sin dañar su autoestima
- La obesidad en la infancia perjudica la salud del cerebro
Baram y su equipo siguen desarrollando su investigación. «Estamos llevando a cabo estudios en roedores experimentales y monitorizando a bebés, niños y adolescentes en el centro. Ahora estamos preparados para poner a prueba nuestros descubrimientos en investigaciones a gran escala, en el 'mundo real'», adelanta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete