La familia, principal pilar de estabilidad para los jóvenes tras la pandemia
Los salarios bajos, la precariedad laboral y la dificultad para la emancipación tiñen el futuro de las nuevas generaciones, que encuentran en su entorno más cercano el puntal básico con el que poder seguir adelante
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Iniciar sesión¿Qué sería de los jóvenes sin su familia ni sus amigos? Probablemente nada, a juzgar por los resultados de la investigación «Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica. Cómo miran al futuro» realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y ... Juventud de FAD con el apoyo de la Fundación Pfizer entre 1.200 jóvenes de entre 15 y 29 años a comienzos de este año 2022. Y es que los efectos de la pandemia entre ellos ha sido tan devastador que su pesimismo de cara al futuro más inmediato persiste, aunque ligeramente más bajo que en 2020, pero se muestran afortunados por contar con apoyo de familiares, amigos y pareja, ámbitos en los que se sienten más satisfechos, mientras que la salud mental les afecta y preocupa mucho.
«Psicológicamente, los jóvenes se encuentran mal. Y además creen que su complicada situación, marcada por los problemas de acceso al empleo, a la vivienda o la emancipación, no tiene una solución fácil», ha señalado Ignacio Bayón, presidente de la Fundación FAD Juventud. «Lo positivo -ha reseñado- es que prácticamente todos entienden que la tabla de apoyo, no de salvación, más importante es la familia que sigue siendo la institución más sólida a la que se siguen agarrando las personas y que actúa como amortiguador de problemas físicos, económicos y psicológicos».
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Según el informe, los salarios bajos (37,8%), la precariedad laboral (30,4%) y la dificultad para la emancipación (29,5%), son los problemas colectivos más importantes a los que la población joven se enfrenta. Y lo peor es que no ven que la situación vaya a mejorar. De hecho, el 26,6% piensa que la situación del país irá a peor, tienen poca confianza en el futuro y no creen que el sistema económico y laboral pueda dar respuestas a sus necesidades.
Para contrarrestar todos estos pensamientos, el apoyo de familiares, amigos y pareja se han convertido, por este orden, en sus mayores satisfacciones. «No hay que olvidar que somos seres sociales», ha recordado Eulalia Alemany, directora técnica de Fundación FAD Juventud, a la hora de desgranar los datos, recordando la importancia que tienen las relaciones entre unos y otros y más después de la pandemia.
Problemas psicológicos
La salud mental también se convierte en un elemento de preocupación clave para las nuevas generaciones (66,8%), junto a la capacidad económica (67,4%) y el acceso al trabajo (63%). De hecho, el 24% de los encuestados presentan problemas psicológicos con cierta o mucha frecuencia en la actualidad, mientras que en 2021 era del 8,6% y en 2019 del 6,2%.
La aparición de pensamientos negativos es, con diferencia, el indicador psicológico que más empeora, especialmente entre los jóvenes de 20 y 24 años. Principalmente, el 46,3% tiene dificultad para concentrarse, el 35,7% opina que nada tiene arreglo, el 33,9% cree que es un fracasado y el 31,3% tiene pensamientos obsesivos.
Pero la pandemia, recoge a su vez el informe, también ha traído consigo cambios positivos. El 58,6% de los jóvenes reconoce haber llevado a cabo «bastante» o «muchos» cambios personales, principalmente para bien (56,2%) y que han llegado para quedarse (55,7%). Así, la mayoría es más consciente de su vida y de lo que quiere (54,8%), ha mejorado sus relaciones con los demás (43,2%) y se ha vuelto más responsable (42%). Entre los nuevos hábitos que han incorporado son, principalmente, el ejercicio (39%), comidas más sanas (30,4%), ver más a familiares y amigos (30%) y valorar más la compañía (29,9%).
Sin embargo, un 37,2% de los jóvenes asegura que «poco» o «nada» ha cambiado de su vida por lo que han empeorado sus hábitos (48,5%), sus relaciones sociales (46,8%) y se ha hecho más débil y vulnerable (44,4%). Por todo ello, sus hábitos son peores: el 34,1% se asila más socialmente, el 33,4% come poco o demasiado, el 31,1% ha abandonado las actividades que le interesaban y el 30,7% hace menos ejercicio.
La brecha de género es, a su vez, otro de los elementos palpables en esta investigación: ellas son las que aseguran haber sufrido un mayor impacto de la pandemia en sus vidas y expresan una mayor preocupación y gravedad en dicho impacto (63,8% vs 54,9%). Al mismo tiempo, afirman que su estado de ánimo ha empeorado más (50% vs 30%), así como su vitalidad (35% vs 28%), y ven el futuro más negro (41,3% vs 36,1%).
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