La conspiración del silencio: todos sabemos que estamos mal, pero nadie dice nada ante la falta un familiar en la mesa de Navidad
La ausencia de un ser querido es especialmente notable en las fechas navideñas. Según un experto hay que darse permiso para estar triste
¿Se debe recordar en voz alta a los familiares que ya no están esta Navidad?
Madrid
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Iniciar sesiónQuien ha perdido a un ser querido sabe muy bien cómo es el dolor de no volverle a ver. Sea una muerte reciente o más alejada en el tiempo, lo cierto es que la Navidad es un periodo en el que las heridas vuelven ... a escocer. Los recuerdos se hacen más presentes y las emociones se ponen a flor de piel cuando toda la familia se sienta alrededor de la mesa en Nochebuena, Navidad o Nochevieja y sabemos que ese familiar tan querido no volverá a estar con nosotros nunca más.
Sin embargo, tal y como apunta José Carlos Hernández, profesor de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pontificia Comillas, ante este hecho los familiares reunidos tienden a comportarse de dos maneras. «Por un lado actúan como si la persona fallecida nunca hubiera existido. Si uno está cómodo con esta postura, perfecto; pero si uno se siente obligado a hacer que no ha pasado nada porque cuando trata de recordar a quien no está le dicen «no hables de eso ahora, no es el momento», le estarán obligando a mostrar una falsa felicidad. Además de contraproducente es importante que cada uno interiorice este mensaje: 'Date permiso... para estar triste, para poner un plato al ausente, para no cantar villancicos, decir que no te apetece celebrar las navidades este año en el mismo sitio de siempre...'. Es decir, que la emoción que sientes puedas exteriorizarla y atenderla. Es una forma, además, de darse cuenta de que si la situación es muy llamativa -se le pone un altar al fallecido, no paramos de llorarle...- quizá sea también el momento de pedir ayuda profesional que nos apoye para gestionar ese duelo».
Añade que son fundamentalmente las mujeres, y más si son madres, las que no se dan permiso para manifestar su tristeza, y menos en este tipo de eventos: «Cómo me va a ver mi hijo así». «Los niños no son tontos. Precisamente, puede ser una estupenda ocasión para transmitirles que este año estaremos un poco más tristes por la falta de un padre, de un abuelo... y que no deben preocuparse si ven llorar a mamá porque el motivo es que le echa de menos. Es un primer paso para educarles emocionalmente y enseñarles que exteriorizar los sentimientos es bueno y liberador. Y es una parte del proceso del duelo».
Explica este experto que una posibilidad, cuando no se quiere hacer una celebración en la que parezca que todos están felices cuando no es así, es recordar alguna situación entrañable: «Os acordáis cómo papá siempre se ponía su pajarita en Nochevieja para estar más elegante» y, a partir de ahí, arrancar otros recuerdos inolvidables capaces de traer risas a la reunión.
José Carlos Hernández aclara que, en la mayoría de las ocasiones, aunque uno está triste, no lo exterioriza con la intención de no poner triste al resto de la familia. «Es lo que se llama la conspiración del silencio. Todos sabemos que que estamos mal, pero nadie dice nada».
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En cualquier caso, el respeto hacia los demás, la escucha y la empatía siempre son necesarios en este tipo de escenarios.
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