Día del Niño 2020
Los gritos, el «porque yo lo digo y punto»... «¿Te gustaría que un adulto te hablara como tú lo haces con tus hijos?»
Entrevista con María Soto, autora del libro Educa Bonito, una obra muy personal sobre lo que significa para ella la disciplina positiva en la educación de sus hijos
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Iniciar sesión«A mí me educaron así y soy normal (estoy bien)». «Si has oído alguna vez esta frase, o alguna vez incluso has suscrito esa idea, pero a la vez tienes dudas de querer educar como se hacía en el siglo pasado , bienvenidos a esta ... obra». Esta es parte de la explicación que hace María Soto en su último libro sobre la disciplina positiva, una auténtica guía para familias que quieren educar «diferente, no en los valores, sino en la forma de transmitirlos». Educa Bonito no es una obra teórica sobre este método educativo exactamente, sino un testimonio de lo que supuso en la vida de esta madre poder acompañar a sus tres hijos desde el cariño y el respeto mutuo.
La disciplina positiva a priori, tiene tantos amantes como detractores. Convenza a unos padres escépticos de que hay mejores formas de educar que la de «siempre».
Es el comienzo de todas mis charlas. Tenemos en el bolsillo dispositivos que tienen más tecnología que el primer cohete que llegó a la Luna, aceptamos todos los avances, toda la innovación, asumimos como necesaria la revisión y actualización de todos los aspectos de nuestras vidas, menos en lo que refiere a la educación. Los valores que queremos transmitir a nuestros hijos no tienen por qué cambiar, pero si la forma de transmitirlos porque la sociedad ha cambiado radicalmente y las herramientas educativas del siglo XIX eran válidas para ese momento, el presente exige que nos actualicemos. Las consecuencias de la educación conductista basada en premios, refuerzos y castigos se está viendo ahora: una sociedad que no sabe responsabilizarse de sus actos si no obtiene una recompensa o recibe un castigo .
¿Por qué se suele confundir este modelo educativo con la laxitud, la pérdida de límites, etc?
Porque confundimos la firmeza con la falta de respeto . Ser firmes y poner límites a nuestros hijos no tiene nada que ver con ser autoritario o enfadarse. Esta metodología nos enseña como enseñar basándonos en el respeto mutuo y la admiración, no en el miedo. Como adultos, ¿cómo nos gustaría que nos enseñaran a hacer cosas que no sabemos? Con comprensión, con compasión, con respeto... Es urgente entender que los niños no aprenden de lo que les enseñamos, si no de cómo lo hacemos. El ser humano no está programado para entender imperativos, estamos «diseñados» para colaborar, y si fuéramos capaces de enseñar habilidades para la vida desde una actitud de acompañamiento, en lugar de superioridad, los niños querrían aprender de nosotros. La firmeza es seguridad y si los límites, que son imprescindibles, no se proponen de manera respetuosa, provocan exactamente lo contrario a lo que queremos conseguir.
Los gritos, el dedo índice levantado, el «porque yo lo digo y punto», el "que te voy a dar"... Hable de la importancia crucial del respeto por los hijos, hoy Día del Niño más importate si cabe.
Se habla mucho de igualdad estos días, hombre-mujer, personas de toda nacionalidad o condición, etc... pero seguimos viendo a los niños como “personas de segunda”. Todo el mundo merece el mismo respeto, independientemente del tiempo que lleve en este planeta. Las personas estamos conectadas a nivel emocional por las neuronas espejo, cuando un adulto tiene una mala reacción con un niño, el niño no escucha ni entiende «el sermón», el niño sólo recibe la inestabilidad emocional del adulto en ese momento. ¿Subirías una montaña con un guía inseguro o que te grita si no pisas exactamente donde te dice, o permitirías que te hablasen como a veces hablamos a los niños? Nosotros como adultos no permitiríamos que nadie nos hablara como hablamos a veces a nuestros hijos. ¿Cómo nos van a respetar ellos a nosotros? Afortunadamente la Disciplina Positiva nos explica por qué hacemos eso muchas veces de manera involuntaria, y qué alternativas efectivas podemos utilizar. Se puede aprender a hacerlo más bonito .
Usted dice que un niño que presenta mal comportamiento, en realidad lo que tiene es falta de atención por parte del adulto. ¿Cómo se cambia esto? ¿Escuchando más, teniendo en cuenta que son niños y no saben en realidad cómo hacerlo bien...?
La primera necesidad humana es la pertenencia, somos seres sociales y necesitamos que se nos vea para poder sobrevivir . En cada interacción social nos movemos y analizamos la situación para «buscar nuestro lugar», los niños no han aprendido las convenciones sociales que regulan estas interacciones, están en ello, y por el camino van a equivocarse muchas veces. Los malos comportamientos son malas decisiones infantiles sobre cómo sentir pertenencia en los grupos de referencia. Necesitamos atención y poder (libertad) para sentir que se nos tiene en cuenta en un grupo, pero los niños aún no saben buscar estas dos necesidades de manera adecuada, y si se sienten mal por ello, se «vengarán» (origen del «bullying») o se rendirán.
No se trata de darles más atención o más poder, se trata de ser certeros para que ellos lo sientan de verdad. Muchas veces pasamos la tarde con ellos, pero no dejamos el móvil o tenemos mil cosas en la cabeza, no estamos presentes ... Por otro lado, ¿cuántas decisiones pueden tomar los niños a lo largo de un día? Ninguna... Es por eso que llaman la atención y retan, llevan la contraria y se niegan a hacer «lo que hay que hacer» , porque no notan que les tenemos en cuenta. Se puede aprender a guiar y educar haciéndolo, haciendo que noten que si pertenecen a su propia vida. Que son respetados.
El castigo sigue estando muy generalizado. ¿Cuál es el sustituto al castigo en el método de la disciplina positiva?
El castigo no enseña ninguna habilidad para la vida, es una herramienta basada en el miedo , es un «vas a pagar por tu error», quita la responsabilidad y sólo enseña a librarse de ese castigo en un futuro, no la habilidad subyacente que les haría crecer como personas. La herramienta alternativa es la que queremos para los adultos cuando cometemos un error: que no nos machaquen por ello y nos dejen solucionarlo . Un enfoque centrado en soluciones empodera, responsabiliza y fortalece la autoestima, capacita. El castigo sólo genera rechazo, mentiras («Yo no fui») y culpa . Bloquea.
¿Por dónde debe empezar un padre o una madre que quiera educar a sus hijos con disciplina positiva?
Yo recomiendo acercarse de forma progresiva, sin culpabilizarnos. Tanto nosotros como nuestros padres hemos educado y lo estamos haciendo como nos «han dicho» que debíamos hacerlo, es muy esperanzador encontrarse con alternativas que dan resultados, pero a veces nos crean rechazo porque nos hacen movernos, cuestionar aspectos muy profundos de nuestra forma de ver la vida.
Es un cambio a un nivel muy profundo. No sólo se trata de educación sino de una forma distinta de relacionarnos con nosotras mismas y con el resto de las personas. Es muy bonito. Las charlas de las redes sociales o talleres vivenciales tienen el ambiente amable que se necesita para comenzar un camino, en el que te encuentras con que hay mucha gente quiere avanzar.
¿Qué hay que trabajar primero? La paciencia, el léxico, cambiar las órdenes por las explicaciones, el abrazo como fórmula para «desactivar» una explosión momentánea, el perdón o la compasión...
Lo más efectivo es cambiar la mirada. ¿Qué es la infancia? Tenemos una idea de lo que es ser niño basada en las expectativas, en que cualquier cosa que se salga de la obediencia es un trastorno... Cuando nos enseñan lo que es la infancia, lo que significan los malos comportamientos, o entendemos las necesidades infantiles, podemos avanzar hacia el aprendizaje de herramientas nuevas, porque mientras sigamos mirando a los niños como seres que «no saben», que desordenan y son ruidosos, mientras no veamos el potencial de vida que nos enseñan, no podremos enseñarles nada a ellos.
Después de entender cómo funciona su cerebro y lo que necesitan para crecer de forma estable, vamos cambiando de forma natural muchos aspectos de nuestra relación con ellos.
¿Cómo hacer que tu pareja utilice el mismo método educativo? ¿Con el ejemplo, la explicación...?
La mejor forma de que una persona de tu entorno rechace este método es intentar convencerle de que lo utilice . La Disciplina Positiva habla de respeto y se transmite desde el respeto, y todas las personas tienen diferentes procesos. Por tanto, la mejor forma de «contagiar» es aplicarlo y que las personas del entorno vean cómo las cosas van mejorando en tu vida. Tengo muchas familias que se han acercado a mí porque «los vecinos han dejado de gritar, y yo quiero…». Es muy bonito ver cómo crece la curiosidad y el interés de una forma natural en abuelos, en amigos, en personas que jamás pensarías que dudarían o que se plantearían seguir aprendiendo.
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