MAYORES
El genio de las redes de 92 años
Zósimo Mesonero es, gracias a su particular tesón, profesor voluntario del Espacio La Caixa
CARLOTA FOMINAYA
El espacio de La Caixa de la calle Arapiles (Madrid) es un continuo ir y venir de jubilados con muchas ganas de seguir activos y llenar la mochila de conocimientos. En este caso, de informática. Zósimo Mesonero es uno de los voluntarios que no falla ... ni un solo día a su «trabajo» como profesor voluntario. Cada mañana espera en la calle cinco minutos hasta que abren las puertas del centro, donde pasa cuatro horas echando una mano a todo el que le pregunte «dónde se mete un pincho de memoria, cómo se abre una página web o, incluso, un documento excel».
Este antiguo mecánico de coches, que llegó a tener un taller propio, es completamente autodidacta. «Cojo un manual y no paro hasta que comprendo de qué se trata. No tengo límites». Ese increíble amor propio le ha llevado a sus 92 años a dominar los asuntos de las redes, y su generosidad y enorme entusiasmo vital, a ayudar a todo el que se le acerca a preguntar.
Una actitud parecida es la que muestra Antonio Piñuelo. Con una vida profesional de lo más variada -ha sido minero, camarero, carpintero, ha trabajado en la construcción-, nunca tuvo contacto con ordenadores. «Me daba miedo, pero gracias a esta oportunidad que me ha brindado La Caixa, he podido entrar de una forma discreta, pero sin complejos, en el mundo de la informática », asegura. Ahora está feliz y orgulloso de haberlo hecho. «He aumentado considerablemente mi autonomía y estoy encontrando dando muchas oportunidades que explorar», asegura este jubilado.
Ambos son excelentes ejemplos de cómo el emblemático Programa de Mayores de la Fundación La Caixa -que acaba de cumplir 100 años y en el que todos los años participan más de 800.000 personas- , es todo un éxito a la hora de promover el envejecimiento activo y el buen trato a este colectivo a través de actividades de formación y de voluntariado, en este caso, a través de la informática.
«Este trabajo es un reto diario. Para ellos la red es una montaña, pero ganan independencia. Aunque nuestras actividades les ayudan, sobre todo, a no estar solos, y a mantenerse mentalmente activos y vitales », concluye su profesora, Ana Colmenores, quien lleva siete años dando formación a este colectivo.
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