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Cuando la inteligencia es una maldición

Sara, de 10 años, y Samuel, de 9, son dos niños de altas capacidades ÓSCAR DEL POZO
Carlota Fominaya

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A Paulina no le sorprendió ver que Sara, cuando tenía solo tres años, recitaba en casa los cuentos que le leía en clase la profesora «prácticamente al dedillo, con sus pausas, sus entonaciones... parecía que los estaba leyendo», rememora. Tampoco cuando a los 6 años ... escribía dolidos poemas de amor. Ni cuando su hijo Samuel a los 4 relacionaba conceptos de tal forma que a los mayores se les escapaba, o ganaba a los mayores en los juegos.

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