Las imágenes que muestran que Kim Kardashian habría roto el vestido de Marilyn Monroe

La famosa aseguró en varios medios haber perdido hasta 7 kilos para poder enfundarse en el histórico diseño de la tentación rubia, pero al parecer la significativa pérdida no habría sido suficiente. El vestido ha vuelto a ser noticia un mes después, en esta ocasión para mostrar los desperfectos que la más famosa de las Kardashian le habría provocado. El Museo Ripley's Believe or not , a cargo de la colección más grande de objetos pertenecientes a Marilyn Monroe, ha mostrado en sus redes sociales los daños que supuestamente Kim Kardashian provocó al icónico vestido cuando se lo llevó en la comentada Gala Met .

La prenda fue diseñada por Jean Louis, quien materializó un boceto de Bob Mackie en el que el objetivo era realzar al máximo la curvilínea figura de Monroe creando un efecto de desnudez gracias al color, en rosa empolvado, y el sutil tejido. La pieza poseía un pronunciado escote en uve y llevaba bordados más de 6.000 cristales que emitían destellos con la luz de los flashes.

El museo cedió a Kardashian el vestido para la ocasión bajo unas estrictas condiciones, como que no se aplicaría ninguna crema en el cuerpo para no mancharlo y solo lo llevaría puesto para subir la escalinata del museo y posar ante los fotógrafos, pues luego se lo tendría que cambiar por una réplica.

El dueño original de la pieza, Scott Fortner , vendió el vestido al Museo Ripley's Believe or not y ahora los acusa a ellos y a la influencer, de haber causado daños a la pieza de colección. «Tan comprometidos con mantener ‘la integridad del vestido y su preservación’, ¿valió la pena?», expuso Fortner en su cuenta del museo The Marilyn Monroe Collection . El antiguo dueño ha detallado que al vestido le faltan cristales y algunos de ellos cuelgan de un hilo.

El medio Pop Crave también ha publicado fotos del supuesto antes y después del vestido. En comparación con una imagen captada en el 2016 donde se aprecia como uno de los broches muestra signos de tela estirada y faltan cristales, particularmente alrededor del cierre trasero del vestido.

En su día la actriz pagó por él 1.440 dólares, pero tras su muerte estableció un récord al ser la más cara del mundo vendida a subasta en 1999 por 1,26 millones de dólares . Más tarde, en 2016, volvió a ponerse de nuevo en venta por una cifra todavía más alta, concretamente de 4,26 millones .